Jueves 28 de febrero de 2013
ver hoy
Tanto en el Carnaval de Oruro como en otras fiestas similares como el Corso de Corsos de Cochabamba, los ambientalistas se ocuparon en decomisar pieles, plumas y matracas, como medida contra la depredación de animales.
No obstante, si lo pensamos bien, esos animales ya están muertos y por mucho que se decomisen ya no se les devolverá la vida que perdieron, por lo que lanzamos la pregunta ¿cuán efectivas serán esas campañas de decomiso de ornamentos de origen animal en las fiestas de carnavales?, ¿será una acción realmente efectiva para evitar la matanza de animales y la extinción de especies?
Quizás esa acción sea positiva pero talvez debería ir acompañada por otras acciones como evitar la caza furtiva, atrapar a esos cazadores ilegales quienes acaban con la vida de ciertos animales, inclusive algunos en peligro de extinción, prohibir su venta en puestos comerciales de los mercados, multar o encarcelar a quienes se dediquen a la matanza de animales.
Las autoridades de medio ambiente castigan a quienes compran las pieles, plumas o caparazones de quirquincho que ya fueron convertidos en matracas, les quitan esos implementos y les multan, pero ¿qué pasa con los que mataron a esos animales y qué ocurre con quienes los comercializan?
Fuente: LA PATRIA