Loading...
Invitado


Domingo 24 de febrero de 2013

Portada Principal
Revista Dominical

¿Por qué discriminamos?

24 feb 2013

Fuente: LA PATRIA

Podemos hacer algo para terminar con la discriminación • Por: Ximena Miralles Iporre - Periodista

¿Fotos en alta resolución?, cámbiate a Premium...

La discriminación trae consigo consecuencias negativas, algunas hasta funestas o fatales, pues no sólo se trata de dañar la psique de las personas discriminadas sino que podemos ir más allá y arruinar su vida para siempre o quizás llevar a ese individuo a la muerte.

Hace poco escuché una historia verídica que me dejó sin palabras, pero me llevó a preguntarme ¿por qué discriminamos?.

La historia es la siguiente: sucedió en Cochabamba, en pleno siglo XXI, en una clínica de renombre, donde los médicos primero se aseguran que alguien pague la cuenta de los pacientes a los que atenderán, obviamente las personas de escasos recursos son discriminadas por no tener dinero.

Un médico, de aquellos que quería asegurarse de recibir sus honorarios antes de atender a un paciente, se negó a operar de emergencia a un joven que llegó inconsciente al servicio, por lo que no se conocía a su familia ni había quién pague su atención médica, por lo que el médico se negó a atenderlo.

El muchacho falleció por falta de atención médica. Lo triste es que cuando el médico decidió conocer al infortunado que no podía pagar sus servicios, cayó en la cuenta de que era su propio hijo.

Este médico no se dio cuenta que estaba discriminando a alguien por no poseer dinero, o quien responda por él, pero no se percató de que fuese quien fuese, se trataba de un ser humano con una necesidad apremiante de atención médica, que lamentablemente resultó ser de su misma sangre.

Existen diferentes tipos de discriminación según las razones que se tengan para hacerlo, según la vestimenta, la apariencia, el estado mental, la nacionalidad, religión y otros factores. Sin embargo, si nos detenemos a pensar un poco casi todos los motivos son externos, es decir, porque vemos a los otros diferentes y no toleramos esas diferencias.

El ego que todos tenemos es el que nos hace actuar de formas inexplicables pero siempre con consecuencias negativas y por ese ego que a veces nos domina llegamos a discriminar a otros seres humanos porque no son lo que quisiéramos que fueran.

Otro mal que está en la mayoría de las personas es el apego, hacia las posesiones materiales o a lo físico, por eso sufrimos con la pérdida de dinero, de alguna posesión material o con la pérdida de un ser querido, pues pensamos solamente en el cuerpo físico que como todo en el mundo es finito, algún día se termina, se destruye o se va.

Tanto por el ego como por el apego se han trazado fronteras y la gente llega a matar o a morir por defender el territorio delimitado, sin darse cuenta que los demás seres humanos, aunque tengan características físicas, pensamientos o ideología diferentes, son iguales espiritualmente; todos provenimos de una misma fuente y todos tenemos los mismos derechos, por lo que no tendríamos que hacer diferencias, menos odiar a quien no es igual a nosotros.

Por otra parte, si uno se fija bien, en más de una ocasión se ve que los discriminados pasan a ser discriminadores y viceversa, esto puede ser porque al discriminar uno se automargina del resto y comienza a rechazar a esos que le hicieron a un lado, a despreciarlos e incluso llega a odiarlos, por lo que también empieza a seleccionar excluyendo, y a dar un trato de inferioridad a esos individuos o a ese colectivo, es decir, el discriminado cambia de papel y pasa a ser el discriminador, y es un círculo vicioso de nunca acabar a menos que uno decida cambiar radicalmente de papel y tolerar, aceptar al otro con sus características aunque sean diferentes a las suyas.

Otra razón por la que se discrimina, que en el fondo viene a ser lo mismo, es que vemos a los demás como ellos, como los otros, no como nosotros, no se los incluye como iguales.

Para dejar de lado esas nocivas conductas discriminadoras debemos comenzar a vernos como nosotros, ser incluyentes, tolerantes y respetuosos, porque en el fondo, en espíritu todos somos iguales.

En el mundo espiritual no hay forma, por lo tanto no hay diferencias, el amor universal es para todos y en la misma medida.

Los individuos tenemos que mirarnos hacia adentro, conocer nuestra propia esencia, pero no como víctimas de alguien o de una situación, sino para apreciarnos y aceptarnos tal cual somos, de manera que al estar bien con nuestro yo interno no permitamos que nos domine el ego y el apego.

Eso nos ayudará también a aceptar a los demás con todas sus características propias, aunque no nos gusten y no las compartamos, aprenderemos a ver a los otros con respeto, y los concebiremos como nosotros, siendo así no habrá razón para tratarlos como inferiores o para excluirlos.

CHILE

Si la mayoría pensara de esa manera, seguramente que los soldados bolivianos que están retenidos en Chile no lo estarían más, no serían tratados como delincuentes, porque no habría frontera que defender, no habría delito en transitar en cualquier lugar de la Tierra aunque no se haya nacido en él, puede ser una manera de poner fin a la discriminación, ya que pese a las leyes contra este flagelo no se ha logrado avanzar mucho y sigue existiendo en todas partes del mundo; es decir, continúa habitando entre los humanos el desprecio de los unos por los otros, por ser blancos, negros, altos, bajos, gordos, flacos, porque se visten de muchos colores o porque se visten de gris, porque unos tienen más dinero y otros menos, porque hablan distinto, comen distinto, tienen creencias o costumbres diferentes, por ser hombres o por ser mujeres, por ser mayores o menores, en fin, la lista es interminable.

Pero si uno se siente bien consigo mismo se sentirá bien en cualquier entorno, con cualquier persona y eso se logra solamente conociéndose a sí mismo, mirando dentro, aceptando y amando a su verdadero ser, sin egoísmo, sin victimizarse, sin desprecio, no permitiendo que el ego y el apego dominen su vida, pensando en los demás como nosotros, adoptando a esas personas como de la propia familia.

Dudo que ese médico le habría negado la atención que requería el joven de la historia si es que hubiese sabido que era su hijo, pero si realmente se habría tratado de un muchacho cualquiera el galeno debía haber actuado pensando que podría tratarse de un ser querido, y brindarle sus servicios con amor, desprendimiento y calidez.

Aprendamos de esa historia.

Fuente: LA PATRIA
Para tus amigos: