Los resultados oficiales del último censo nacional estarán listos a medio año cuando comience la discusión sobre las cifras finales que determinarán además la asignación de los escaños en la Cámara de Diputados y en la que se supone habrá una mayoría oriental, dadas las actuales condiciones de expectativa en población pero también en recepción de recursos públicos.
El asunto no es simple porque paralelamente a lo que ocurra con las cifras finales del censo y el ajetreo de instituciones cívicas y políticas, además de laborales y empresariales en el país, simultáneamente comenzará también la campaña electoral con miras a las elecciones del 2014.
Si bien los primeros datos censales muestran ya los departamentos más poblados donde se registra un inusitado crecimiento por la migración de bolivianos andinos para acomodarse en los llanos orientales, la situación concreta se dará en la Cámara Baja con cierto tipo de hegemonías producto de la suma de diputados del oriente o del occidente y con una nutrida representación en ambos casos a los que se sumarán los representantes de distritos que sin tener un movimiento poblacional significativo tienen sus condiciones regionales y por tanto sus representantes podrán establecer una voluntaria adhesión hacia los grupos de fuerte ascendencia en el hemiciclo plurinacional.
Sobre este intrincado problema para los nuevos legisladores se planteará una muy difícil situación para satisfacer las inquietudes que ahora surgen al plantearse un factor equitativo de representantes, de modo que no sólo se tome en cuenta cifras de población, sino que pueda establecerse un modelo representativo que responda a las reales necesidades de cada departamento.
No faltan las opiniones que restan importancia al sentido cuantitativo de representantes y más bien sugieren dar relieve a condiciones cualitativas de esa gente que tendrá la responsabilidad de trabajar por sus regiones mostrando su máxima capacidad para influir en las grandes decisiones del parlamento que proyecte, delibere y apruebe leyes prácticas para mejorar las condiciones de vida de la comunidad, pero con equilibrio y justicia que elimine las diferencias del presente, que permiten un crecimiento desigual e injusto del país con departamentos de alto crecimiento y otros de bajo rendimiento.
Está claro que tres departamentos tendrían cierto predominio en ocupar un buen porcentaje de los escaños y el resto de seis distritos, aunque no todos son afines regionalmente, hacen la otra parte del uso de curules lo que obligará a alianzas estratégicas que al final sólo favorecerán a contados distritos y mantendrán fuera de la línea de equilibrio a los otros que seguirán en una lucha desigual para alcanzar sus objetivos.
Es importante que los organismos representativos departamentales dediquen un tiempo muy particular al análisis de la situación que se plantea con los resultados del último censo y que de algún modo puede cambiar, sensiblemente, el interés comunitario por la pérdida de representantes que significará un implícito atraso en la lucha por consolidar proyectos que por mucho tiempo, caso de Oruro, siguen en la lista de espera.
Las cifras sobre población, el sistema inequitativo de asignación de escaños, en función al número de habitantes no es el mejor factor para equilibrar derechos y expectativas de la comunidad por lo tanto, y con el tiempo necesario, nuestros legisladores deberían trabajar en propuestas que más allá del ejercicio aritmético busquen una reasignación parlamentaria de equilibrio, equidad y justicia.
Fuente: LA PATRIA
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