Jueves 21 de febrero de 2013
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Un día un decrépito rey decidió que era hora de que su única hija contrajera matrimonio, entonces llamó a los seis príncipes de los reinos vecinos, cada uno de ellos tan diferente como el otro, más solo se presentaron cinco príncipes, el sexto no había llegado aún al acto.
El rey decidió que cada uno de estos tomara una manzana del árbol que florecía en el centro del palacio y se lo entregasen a su hija; la manzana que se convertiría en oro al dársela, su poseedor sería el merecedor de la mano de la hija del rey. Cada uno de los príncipes tomó entonces una manzana, el primer príncipe era de baja estatura y vestía una armadura plateada, puso su mano en su corazón pero al ofrecer la manzana, de esta empezaron a salir gusanos y arañas negras.
El segundo príncipe se veía valiente y heroico, musculoso, pero al ver que una araña se había trepado en su pierna salió corriendo, desesperado y espantado dejando caer su manzana. El tercer príncipe tenía una espada tan majestuosa que con ella podía derrotar a un ejército completo pero al ofrecer la manzana en sus manos se notaban manchas rojizas que le cubrían la cara entera hasta en la nariz, era claramente alérgico a ellas.