Miercoles 20 de febrero de 2013
ver hoy
La búsqueda de amor, acogimiento y hogar tiene siempre un motivo profundo, mas en este mundo jamás nos sentiremos acogidos, porque no somos de este mundo. Millones de personas buscan el acogimiento en la pareja y en la familia y la mayoría cree que sentirse acogido en el matrimonio o en la familia es lo mismo que haber alcanzado un puerto seguro de plenitud, hogar y acogimiento. La mayoría de las personas buscan en los demás aquello que ellos mismos no tienen. Proyectan todos sus deseos a unos cuantos aspectos que el otro parece poseer y creen en esta persona que representa la imagen de sus deseos. La realidad es que el hombre sólo atrae lo que él mismo es y no lo que quiere tener, puesto que lo igual atrae siempre a lo igual.
Sea como fuere, muchas personas mayores están solas. En lugar de haber logrado sentirse acogido se está expuesto al miedo y a la preocupación de cómo seguirá todo. De vez en cuando se sueña con el pasado, pero también esos recuerdos incitan a la amargura, uno se había imaginado esta vida como algo diferente. En lugar de sentirse pleno, sobreviene un gran vacío. A más tardar en la vejez se reconoce que el “sentirse en casa” era una ilusión, un engaño que deja un amargo sabor. ¿Somos sinceros si decimos: yo he logrado sentirme plenamente acogido? En este mundo nunca llegaremos a tener un sentimiento tal porque no somos de este mundo. Jesús ya nos advirtió diciéndonos: “En la Casa de Mi Padre hay muchas moradas vacías. Si no fuese así ¿no os habría dicho que os precedo para prepararos un lugar?”