Si bien está “congelado” momentáneamente el tema de las tarifas del transporte de pasajeros en la ciudad, parecería que en igual situación está un plan de reordenamiento de este sistema de servicio público que llega a muchos barrios de la ciudad, pero sólo hasta cierta hora de la tarde y posteriormente desaparece para dar lugar a otra modalidad de sólo medio recorrido, pero con tarifa completa.
Hay muchos problemas en el trabajo de las movilidades del servicio de pasajeros, el caso de los minibuses, los micros e inclusive los taxis, en todos estos casos, los conductores brindan un trato descortés a los usuarios, aún sabiendo que sin ellos el negocio no funcionaría. No se dignan favorecer a personas de la tercera edad, esperando algunos segundos más de tiempo para que aborden o dejen las movilidades, los pequeños estudiantes sufren lo indecible ante el raudo paso de las movilidades cuyos conductores parecería que no los vieran y no por pequeños, sino porque sólo pagan “pasaje de estudiante”.
En todas las movilidades se excede la capacidad regular de personas cómodamente sentadas, hay muchos pasajeros parados que por supuesto causan molestias al resto de los usuarios, en el caso de algunos minibuses hay una estrechez interior que lastima la humanidad de quienes por necesidad deben soportar estos problemas, de los que lamentablemente no se ocupan – valga la redundancia – las ocupadas autoridades de tránsito, que observan la calamidad del transporte, sin exigir el cumplimiento de normas regulatorias para garantizar la comodidad y seguridad de los pasajeros.
Mientras tanto, en el Concejo Municipal donde existe una comisión especial para analizar el grave problema del reordenamiento vehicular, no se avanza en la legislación pertinente y el centro de la ciudad sigue siendo un verdadero caos por la caprichosa decisión unilateral de los sindicatos de transportistas que fijan parte de su recorrido obligado por las mismas calles donde las “trancaderas” son realmente insoportables y esto también a vista y paciencia de los efectivos policiales.
Por disposiciones superiores de nivel gubernativo son las Alcaldías las que deben asumir las responsabilidades para determinar el uso de las calles para el transporte público y para los viandantes, de modo que no se ocasione perjuicios circunstanciales de ningún tipo y se garantice fluidez de motorizados y seguridad para peatones. Pero además y de acuerdo a la calidad de los servicios, también el Municipio en coordinación con organismos vecinales, con la Policía Operativa y los transportistas deberá fijar las tarifas respectivas, las mismas que deben responder a condiciones concretas del cumplimiento especialmente de las rutas y en movilidades cómodas y seguras y, que sin saturar el centro de la ciudad, cubran las necesidades de más vecinos en más barrios de la ciudad.
Es necesario que las autoridades asuman el cumplimiento de sus obligaciones y se ocupen de un pronto y práctico reordenamiento del sistema vehicular, ya es tiempo de fijar nuevas o ratificar algunas de las rutas del transporte público, partiendo de la obligatoriedad de que estos servicios se originen en mayor cantidad de barrios periféricos, lleguen a destinos de diversa actividad en la ciudad y retornen a sus puntos de partida, cumpliendo su ruta completa.
Los efectivos de la Policía Operativa de Tránsito deberían estar más atareados en controlar al transporte público que andar lidiando por espacios de estacionamiento para motorizados. Todo tiene su razón de ser y en esta observación, el control policial en defensa de los derechos ciudadanos es prácticamente nulo.
Fuente: LA PATRIA
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