Causó indignación y enfado generalizado no sólo en orureños, también en ciudadanos sensatos que conocen la historia de los pueblos y de personalidades de prestigio, la nueva nominación al aeropuerto de Oruro en una reunión escabrosa de la denominada Asamblea Departamental, cuya mayoría masista pudo imponerse a opositores que defendieron nuestra narración de acontecimientos históricos pasados y dignos de memoria, sean públicos o privados, desconociendo disposiciones legales existentes que prohíben utilizar nombres de personas vivas para poner membretes a edificios públicos, escuelas o campos deportivos.
El grupo de asambleístas ligados al Gobierno central, mostrando sumisión, amor excesivo o vehemente con pretensiones de idealizar a un hombre sobre una realidad que no es cierta, dispone el cambio de nombre del aeropuerto “Juan Mendoza” por el de Evo Morales, sin que tal vez haya sido consultado y aceptada aquella nominación, porque debe conocer que existen disposiciones legales que no distorsionan la historia.
Por casi un siglo, el aeropuerto orureño que, en su inicio estaba asentado rústicamente en Papel Pampa, al Sur de la ciudad de Oruro, lleva el nombre de “Juan Mendoza”, un orureño de enorme trayectoria y carácter; filantrópico, incluso audaz, adquirió’ con recursos propios un pequeño avión para surcar cielos del altiplano, llegando a la ciudad del Pagador, después de vencer elevadas cumbres sin que ninguna persona o piloto se animara a esa travesía espectacular.
Años posteriores tornando ejemplo de la hazaña y heroicidad de Juan Mendoza, se abren los cielos del altiplano orureño para el tránsito de aviones de la empresa norteamericana “Panagra”, llegaban y emprendían vuelos apoyados por mástiles con mangas anaranjadas y un funcionario que levantaba dos banderines para guiar a pilotos. Años después se construyó el aeropuerto en la zona Este de la ciudad con pequeñas oficinas, pero necesarias para los vuelos.
El aeropuerto recientemente ampliador capaz de convertirse en tránsito internacional y nacional de aviones de gran capacidad, fue impulsado por gestiones de instituciones orureñas, entre empresarios, industriales, comerciantes y entidades cívicas, recibiendo apoyo del Presidente Morales, como era su obligación, invirtiendo dineros generados por el pueblo a través de regalías mineras y petroleras; pero, sin que el Primer Mandatario haya puesto dinero suyo. Es por esta razón que la indignación caló profundo en el sentimiento orureño y nacional.
Para escribir esta nota me pidieron ser portavoz de orureños radicados en Cochabamba, expresando indignación y asombro por la decisión de asambleístas departamentales del Movimiento Al Socialismo, al emitir una supuesta ley que cambia el nombre de nuestro aeropuerto “Juan Mendoza”, desconociendo la historia y poniendo a un lado disposiciones legales.
Esa equívoca acción me trae a la memoria lo expresado por una diputada, refiriéndose a la trilogía andina: “Ama Sua, Ama Kella y Ama Llulla, añade Ama Llunku”. También rescato la sentencia o frase corta que encierra un principio moral y consejo de sabiduría popular de José de San Martín, prestigioso estadista y militar: “La soberbia y la ignorancia es una discapacidad que afecta a pobres infelices mortales que se encuentran de golpe con una miserable cuota de poder”. Esta sentencia cae bien al grupo de asambleístas masistas.
Con respeto al Presidente Morales, los orureños y sus instituciones valiosas, no aceptamos el desacierto y sentido moral de aduladores que creen agradar a su jefe que les permitió subir escaños, para gozar del régimen político oligárquico que les permite acceder a beneficios económicos sin contribuir al desarrollo del pueblo, considerándose burócratas ineficientes escondidos bajo la lupa de asambleístas.
(*) Periodista
Para tus amigos:
¡Oferta!
Solicita tu membresía Premium y disfruta estos beneficios adicionales:
- Edición diaria disponible desde las 5:00 am.
- Periódico del día en PDF descargable.
- Fotografías en alta resolución.
- Acceso a ediciones pasadas digitales desde 2010.