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Domingo 17 de febrero de 2013

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Cultural El Duende

EL MÚSICO QUE LLEVAMOS DENTRO

El Jazz en Bolivia, una aproximación histórica inusual II

17 feb 2013

Fuente: LA PATRIA

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En una nota anterior escribimos acerca del contacto de nuestro país con el proyecto globalizador de la modernidad, de ese modo advertimos el papel necesario de los medios tecnológicos de circulación masiva de la información, como la radiodifusión y la producción de discografía musical, para el surgimiento del jazz boliviano, que identificamos con el trabajo pionero de Johnny Gonzales y su cuarteto.

Ahora quisiéramos dirigir nuestra atención sobre el tema del jazz en Bolivia, a la perspectiva más amplia de la historia del arte en el siglo XX, ya que la radio o los discos de vinilo, corresponden al fenómeno moderno que Walter Benjamin analiza en su conocido ensayo sobre “La obra de arte en la época de la reproductibilidad técnica” de 1936; a saber, las reflexiones del filósofo alemán apuntan a que justamente los medios tecnológicos de circulación masiva de la información, constituyen la base de la transformación fundamental que sufrirán las formas posteriores de la producción artística en el siglo XX, esto traería como consecuencia la “desauratizacion” de la obra de arte moderno, un fenómeno complejo del cual nos interesa por ahora, aquello que el crítico de arte contemporáneo Boris Groys va a resumir como: “La pérdida del aura fue descrita por Benjamin como la pérdida del contexto fijo, constante y reconfirmable de una obra de arte. De acuerdo con Benjamin, en nuestra época la obra de arte deja su contexto original y comienza a circular anónimamente en las redes de reproducción y distribución de las comunicaciones de masas” (Antinomies of art and culture, 2008).

Como podemos ver, por lo menos del modo en que hemos venido tratando el tema del jazz en Bolivia, la tesis de Benjamin se confirma plenamente, no obstante debemos reconocer la amplitud de la dinámica de este proceso, donde la difusión masiva de la estética musical jazzística que posibilitaron los medios de comunicación, permite al mismo tiempo, generar las condiciones para una apropiación igualmente masiva de esta nueva música (que florece al paso del proceso de la modernidad y del mismo siglo XX). De este modo podríamos decir, la obra de arte jazzistica que pierde su contexto fijo bajo efectos de las condiciones tecnológicas de la vida moderna, llega a Bolivia y, parafraseando a B. Groys, sucede el fenómeno de “relocalización de la obra de arte”, por supuesto, sabemos que el jazz es un lenguaje artístico y no una obra de arte en sí misma, pero creemos apropiada la terminología de B. Groys por el sentido fundamental de “contextualización” que aporta para comprender el proceso de apropiación de la estética jazzística en la cultura boliviana; como ya hemos dicho, desde el primer disco de jazz que se graba en Bolivia, vamos a encontrarnos no con una interpretación canoníca del Be Bop de Parker, si no, por el contrario, con una reinterpretación del jazz que se enriquece por la estética musical boliviana, como si se tratara literalmente de una contextualización, el empleo de instrumentos de viento andinos y temas del acervo popular boliviano se unen al arte de improvisar, y confluyen en “Los tres pilares del Jazz Boliviano” donde se encuentran temas como “Waka Tokori”, “Cunumicita” o “Auqui Auqui” (quizá el primer standard del jazz boliviano), que podrían equipararse formalmente a las experiencias de Shakti en su fusión de música hindú y el jazz, que se realizan casi paralelamente en un rango temporal, al experimento de Johnny Gonzales y su cuarteto sugerentemente denominado “Jazz a 4000 metros de altura”.

Hoy en Bolivia la producción de jazz ya ha dejado de ser una práctica cultural casi solitaria como lo fue a un principio, desde aquel primer festival de jazz de 1968 hasta los “Festijazz” de los últimos años, se puede constatar un amplio desarrollo de audiencias entusiastas y de músicos profesionales que se presentan regularmente y graban en todo tipo de formaciones. Si bien el jazz al paso del siglo XX no se ha despojado de su identidad como lenguaje artístico y musical diferenciado, el contacto con diversas culturas como es el caso que venimos tratando, han sentado una proceso dinámico donde las sociedades que se han apropiado del jazz, lo han llevado a nuevos horizontes, es decir, en el contexto boliviano las referencias a nuestra identidad se han vuelto parte de la producción del jazz contemporáneo, y han dejado un trayecto que va desde ese primer cuarteto de Gonzales, hasta las monumentales grabaciones de la Bolivian Jazz en lo que ahora se conoce como Jazz Andino, donde encontramos por ejemplo, grabaciones como las recopiladas en el disco “Coca” de 1996 que recogen entre otras piezas las “Variaciones sobre El Condor Pasa”, y la extensa obra en tres partes “Coca, Lucidez, Hombre y Tierra” que aborda quizá al estilo del poema sinfónico, tres imágenes en alusión a la cultura del consumo tradicional del estimulante natural de la hoja de coca.

Gabriel Salinas

Fuente: LA PATRIA
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