Sábado 09 de febrero de 2013
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Otra de las tradicionales leyendas de la aparición de la Virgen del Socavón, es el relato que se tiene del Nina Nina, que en quechua significa “fuego”, por su repetición, se cree que el nombre haya significado “incesante fuego”. En el término quechua Nina Nina era el nombre que le daban a un insecto que era muy escurridizo.
Anselmo Belarmino era un muchacho que trabajaba en la casa de don Sebastián Choquiamo, un hombre rico de la época que vivía muy cerca al cerro del Conchupata, y quien como tesoro invaluable tenía a su hija Lorenza Choquiamo.
Pero Anselmo llevaba una doble vida, era un malhechor que atemorizaba con sus delitos a la gente, usaba siempre un sombrero para actuar en sus actividades delictivas, era tan escurridizo que ni la Policía lo podía atrapar, no obstante siempre daba golpes en las casas de las personas con mayores riquezas en la Villa.
Cada sábado, Anselmo tenía la costumbre de asistir a un paraje abandonado en el cerro Pie de Gallo, donde en una tapia, prendía velitas a su benefactora, la Virgen de la Candelaria, a quien siempre le pedía su protección y bendición.
Fuente: LA PATRIA