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Warning: session_start(): Cannot start session when headers already sent in /home/lapatri2/public_html/impresa/index.php on line 8 La cultura en la política - Periódico La Patria (Oruro - Bolivia)
Casi ningún filósofo ha reflexionado sobre la relación entre política y cultura. La política es la disciplina que trata exclusivamente del poder. Aquello que no pertenezca directamente con el poder no se trata de política. Mientras que la cultura en el sentido amplio se entiende por: cultivar, que no se vincula directamente con el poder. Aunque no hubiera una relación mecánica entre cultura y política, en la actualidad ambos están concernidos de una u otra manera, especialmente con el Estado.
Antonio Gramsci en la línea de la izquierda progresista, señala: El Estado pagando a la cultura es un contra sentido, y deja de ser cultura, eso es una corrupción. Los artistas que admiten ser pagados por el Estado están corrompidos. Debe estar prohibida toda financiación al teatro, cine, a los museos, para eso está la sociedad civil.
Es cierto que un artista financiado por el Estado, es sospechoso, pero lo mismo se puede decir de un artista financiado por una empresa, o por cualquier otra institución privada. A eso se le llama patrocinio, y es lo que hace el Estado a través del ministerio de cultura, oficialías de cultura de los gobiernos, que suelen auspiciar/patrocinar los eventos culturales. Por lo qué -el pensamiento cultural gramsciano- no es coherente ya en estos tiempos.
La cultura al ser auspiciada por los gobiernos, ya está politizada, se auspicia acorde al gusto y beneficio, como ser: a la baja cultura, que no quiere decir bajo porque sea malo, es por el nivel cultural que es innato, por ejemplo el siglo de sabiduría que ha sido tipificado en refranes, lo popular modulado a las costumbres del folklore (música y danzas populares). Ambas culturas populares benefician al auspiciador y a la sociedad civil, pero, ¿qué de la alta cultura?
La alta cultura que abarca la música clásica, óperas, ballets clásicos, etc., provienen de origen europeo, y el Estado no reconoce a cabalidad la alta cultura, pues se trata de la cultura de la “colonia” que no es compatible con el modelo de descolonización del gobierno, por ejemplo la gobernación de Chuquisaca se opuso a auspiciar el I Festival Internacional de Música Barroca en la ciudad de Sucre, sin embargo el ministerio de culturas auspició con la publicidad; el IX Festival Internacional de Música Renacentista y Barroca Americana "Misiones de Chiquitos". Una contradicción extrema al modelo de descolonización.
Entonces, la cultura se está monopolizando a la (baja cultura). Mario Vargas Llosa reflexiona: “La cultura, desgraciadamente, es, sigue siendo, un monopolio de la izquierda convencional, muy inalterable, que disfruta de privilegios y se permite satanizar a quienes no comparten sus ideales”.
La cultura no puede ser monopolizada por el poder político; muy al contrario, tiene que manar de la sociedad frente al poder. Lo contrario no es cultura, es propaganda.
El Estado debe reconocer a todo lo que es cultura: baja cultura, intermedia cultura, alta cultura. Distribuir el presupuesto cultural de forma equitativa para cada uno de ellos. El fomento a la cultura es muy importante e indispensable hoy en día. Sin ello (algunas) personas que hacen cultura, estarían en problemas.
(*) Investigador en temas culturales
gustavoangelo3@gmail.com
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