El cobro desmesurado de tributos para la Real Corona de España por funcionarios de la Villa de San Felipe de Austria(hoy Oruro), a los habitantes de la Villa más el descontento generalizado imperante de los indios encabezados por el “Chayanteño” Tomás Catari quien reclamaba justicia en aplicación de disposiciones legales de ese entonces no oído por los españoles por el trato despótico dominante; fueron chispas catalizadores para el estallido de la revolución del 10 de Febrero de 1.781 en Oruro, motivo de recuerdo y celebración de aquel fasto histórico protagonizado en primigenio por el mártir revolucionario Sebastián Pagador “Titán de los Andes” junto a los hermanos Rodríguez, Manuel Herrera y Clemente Menacho pléyade de orureños portavoces de Libertad del yugo ibérico imperante en la Colonia.
La urbe principal de Oruro situada a 3.706 mts. sobre el nivel del mar está rodeada por el lado Oeste de montañas San Felipe, Colorada, Argentillo, Pié de Gallo, Tetilla, Huaca-llusta, Viscachani, Santa Bárbara, Conchiraya, San Pedro y Corallampata cuyas altitudes fluctúan entre 3.719 a 4.032 mts.; se caracteriza por un clima gélido pero de corazón cosmopolita y caluroso de sus habitantes.
EI poblamiento del departamento a decir de Alberto Guerra G. “...genera sucesivamente cuatro tipos humanos,...los Urus con sus ramas de Chipayas. Capillus y Muratos, Puquis y Tawas; las integrados por los Kollas Karankas, los Sokotiña y los Charcas; los Quechuas cuyo dominio se identifica en el ámbito señalado: los Kultas, Tolapampas, Condos, Yanas, Quillacas, Chullpas, Kakachacas y Bombos,... y la nueva realidad socio-cultural manifestada en el mestizaje Europeo-Americano...”.
Una muestra de la literatura del siglo XIX rememorada en la pluma de don Mariano Ramallo orureño poeta de quilates valorizado por el escritor Carlos Condarco dice:
“En un árido desierto,
bajo un cielo nebuloso,
del huracán proceloso
combatido sin cesar;
al pié de incultas montañas.
Celebradas por sus minas,
alienta entre viejas ruinas
el pueblo do está mi hogar”
Don Adolfo Mier y León patricio orureño fue quien se preocupó en desentrañar la maraña histórica de la Colonia; ignorada como efeméride departamental hasta el año 1.884, habiendo descubierto documentos (del historiador Pedro de Angelis) desconocidos y relacionados a la insurrección de Oruro; con su espíritu oriundo inmenso detalla y comenta el acontecimiento relevante como fecha cardinal cuyas partes principales y significativas transcribimos a continuación: “... En ninguna ocasión podemos, mejor dar evidentes pruebas de nuestro amor a la patria, sino en ésta: no estimemos en nada nuestras vidas, sacrifiquémoslas gustosos en defensa de la Patria y de la Libertad”, proclama pronunciada por Sebastián Pagador, la noche del 9 de Febrero de 1.781. Otro hecho destacable y signo revolucionario de entonces fue que los alzados del 10 de Febrero en defensa de la Libertad “derribó el escudo Real, emblema del despotismo ominoso de la monarquía”.
La actividad productiva orureña (según datos últimos de Lino Rocha C), dice: “...tiene una población económicamente activa que significa el 47 % y un producto interno bruto del 5.09 % del PIB nacional ..., las actividades más importantes en función del sector productivo departamental son: extracción de minas y canteras (24.06%), industrias manufactureras (15.01%); Oruro tiene una densidad de 7 Hab/Km2; la contribución departamental a la Renta nacional fue del 12 % (índices del periodo entre 2003-2004). Como región minera en la actualidad trabajan las empresas mineras: Huanuni, Morococala, Santa Fe, Japo, Poopó, Bolívar, María Luisa; Avicaya, Estalsa, Totoral, Antofagasta, San Francisco, Grupo Santa Isabel, Azurita, Tarumita, y el Porvenir, entre minería grande, mediana y chica; complementan a la economía orureña la agropecuaria, agrícola, pecuaria y camélidos sudamericanos, más la energía eléctrica suministrada por Elfeo y un comercio del 7.40 % del PIB. Deptal. más un marginal sin datos”
Cual Ave Fénix legendario de su heráldica, hoy Oruro emprende nuevamente su vuelo lento pero seguro con designios de un mejor destino por el propio esfuerzo y sacrificio de sus hijos y como siempre, bajo el amparo secular de la reina de Oruro la Virgen del Socavón y permanente actividad cultural como Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad, en su hermoso Carnaval matizado por danzas principales como las cabriolas de la marcial “Diablada”; el cansino avanzar de la “Morenada” y “trac-trac” de sus matracas; o la majestad en parodia de baile de pre-historia de “los Incas”, junto al tintinear de los “Ch’utas”, más las caretas en pos de silbar en el gélido altiplano de la “Llamerada” luego, del latir constante y alegre de los “Cullawas”; rematados con la sugerente danza de los esotéricos “Kallawayas” el triunfal paso de los “Tobas” y “Caporales”; asombrados por la mirada triste del minero boliviano en evocación del “Tío de la Mina” y legendario “Ch’iru-ch’iru” o Nina-Nina; con el impertérrito de las cuatro lacras enviadas por el semi-dios “Huari”, (hoy petrificadas y en arenales, por milagro celestial) porque quisieron exterminar a los Urus. Por todo ello como hijo agradecido a mi tierra, y en nostalgia vehemente rindo ferviente homenaje en esta fecha magna desde el atalaya cultural cochabambino proclamando a todo pulmón un vibrante ¡Viva Oruro!.
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