Loading...
Invitado


Domingo 03 de febrero de 2013

Portada Principal
Cultural El Duende

Luís Cardoza y Aragón II

03 feb 2013

Fuente: LA PATRIA

Tengo frente a mí la autobiografía del poeta guatemalteco Luís Cardoza y Aragón (1904 - 1992). Un grueso volumen (902 páginas en la edición del Fondo de Cultura Económica) con el sugerente título de El río, novelas de caballería cuya primera edición data de 1986.

“De mi vida real lo ignoro todo”, con esa frase rotunda, Cardoza y Aragón da inicio al inmenso cauce de sus memorias que nos lleva desde sus recuerdos prenatales (“Mi vida intrauterina la recuerdo como la de un pez abisal en aurora inadvertible”), hasta finalizar en el IV capítulo del libro sexto: Como una flor de hielo sobre un piano, Lázaro en medio de la noche, ciego.

Páginas de pura potencia creadora, poesía de sensibilidad y conocimiento, la prosa de Cardoza y Aragón acaso sólo pueda emparentarse con la de Lezama Lima, por esa capacidad movilizadora de las ocultas fuerzas del lenguaje. Fernando Charry Lara, en el prefacio a las poesías completas del guatemalteco afirma que “sus textos acerca de la pintura de México, aquellos sobre la conmovida Guatemala, sus ensayos literarios, su Elogio a la embriaguez, su Pequeña Sinfonía del Nuevo Mundo, confirman la tenaz atmósfera poética de la obra en prosa de Cardoza y Aragón. Si sólo fuera por muchos fragmentos suyos en prosa se diría que es, únicamente con ellos, uno de los poetas más considerables de la época”.

Busqué El Río por internet sin ninguna suerte. Al tiempo, muy esperanzado, pregunté por él en una callejera feria del libro en Granada, Nicaragua. Era una mañana extremadamente cálida pero no cejé en mi intento. Nada. Allí conocí a un poeta guatemalteco que me dijo que no, que en Guatemala ese libro no existía por haber sido publicado en México, pero quién sabe, quizás con un poco de suerte… sugirió. Suerte tuya, claro está, me dijo, pues tendrás que buscarlo tú mismo por las calles de Ciudad de Guatemala y las de Antigua –la ciudad natal de Cardoza y Aragón– cuando estés allí dentro de poco, vaticinó, y acto seguido me invitó al festival de poesía de su país. No hubo suerte pues no pude ir a ese país centroamericano, ya ni recuerdo por qué.

Al tiempo, pedí a una amiga hondureña el favor de buscarme el libro en Tegucigalpa. Un mes después, me escribía con la excelente noticia de que lo había encontrado y comprado para mí. No quiso echarlo al correo y me prometió dármelo en persona. Una tibia noche primaveral la vi descender de su avión en el aeropuerto de El Alto, escala en una gira internacional por Latinoamérica y España. Con un rostro que denotaba el cansancio más grande del mundo tras saltar de aeropuerto en aeropuerto, me dijo: Olvidé tu libro en casa. Meses después, el facebook mostró que ella, la poeta hondureña, coincidiría con una amiga boliviana en la ciudad argentina de Rosario. –Te llevaré el libro y te lo enviaré con ella–, prometió. Yo asentí feliz.

Entre tanto me fui a México y un día de esos, paseando por esa calle subterránea de libros que hay en el Centro Histórico del DF, entrando por la boca del metro en la plaza del Zócalo, me topé con el libro en una de las sucursales del Fondo de Cultura Económica. Después de tanto tiempo y desencuentro, ahí estaba. Lo tuve en mis manos y…. no lo compré. Ya tengo el mío, pensé, sólo hace falta que me encuentre con él. Volví a La Paz, la amiga boliviana también volvió pero sin mi libro. Ambas lo olvidamos, me dijo, o eso creo.

Estaba en un punto muerto en el que quién sabe si seguiría estando hoy, si no hubiese sido por un querido amigo que me encuentra en el chat y desde Cuernavaca me dice que vendrá a Bolivia. Yo, obsesionado como ya estaba con leer el dichoso libro, le comento la historia y él, como si nada, el 31 de octubre de 2012 a las 5 de la tarde en la plaza 10 de Febrero de Oruro, me da un abrazo después de un par de años de no vernos y me entrega, por fin, El Río, Novelas de caballería. Era quizás el último ejemplar en todo México, me dice melodramático. Abro al azar el libro y leo, en una página que habla de Federico García Lorca: “pero más que una trama teatral o de novela, de un cuento o de un relato, te vi construir así tus poemas guiado por un tacto que sabía pesar lo imponderable”.

Benjamín Chávez

Fuente: LA PATRIA
Para tus amigos: