Domingo 03 de febrero de 2013
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Los últimos accidentes de carretera llamaron la atención de la ciudadanía porque finalmente se estableció que la mayoría fueron provocados debido a fallas humanas. Muchos de los conductores habían consumido bebidas alcohólicas. De acuerdo a estudios realizados por el CELIN, los transportistas están entre los cinco primeros grupos sociales que tienen más bebedores (en realidad son los primeros). Grave. Como los controles no son sistemáticos, sino esporádicos, no se puede establecer un sistema adecuado de supervisión y seguimiento para que los conductores no beban mientras conducen. También es un problema que en las carreteras se venda alcohol y coca (¡ay! la coca). Y además, nuestra policía no cuenta con los medios adecuados ni suficientes en las carreteras del país (asumiendo que no exista corrupción, claro está).
Los bebedores, especialmente mineros y transportistas, saben que acullicando y bebiendo “no se emborrachan”. Lo que en realidad pasa, es que la cocaína de la coca, al ser una droga estimulante, contrarresta los efectos del alcohol y aparentemente quien bebe mientras acullica al mismo tiempo, parece no sufrir los efectos del alcohol, en comparación a otro bebedor que no acullica. El bebedor que no acullica, termina durmiendo. El acullicador no. Sigue bebiendo con el consiguiente deterioro de sus sentidos y especialmente del sistema nervioso. En este estado, ya no debería conducir. Mientras beba, sin embargo, eventualmente llegará a un estado de intoxicación aguda que le privará de sus sentidos de manera paulatina y perderá la conciencia. Si a esta altura se encuentra conduciendo una movilidad, imagínense lo que ocurre.