Jueves 31 de enero de 2013
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En el marco de su participación en la Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y caribeños (Celac) y la Unión Europea, recientemente realizada en Santiago de Chile, Cuba, tuvo el tupé de cuestionar la presencia del Paraguay a ese magno evento, dizque “por no enmarcarse dentro las normas democráticas que rigen esa organización”, cuyo único objetivo visible es el de aislar a los EE.UU. y Canadá y evitar su participación en él.
Entonces nos preguntamos: ¿Para participar en dicho evento, cuáles son las credenciales democráticas que muestra la monarquía comunista que gobierna la isla desde hace más de medio siglo y que, a partir de este año, ejercerá la presidencia pro-témpore de esa entelequia chavista con nombre de cereal?
En connivencia con los demás países del ALBA que hablan de democracia, pisoteando y violando los más elementales postulados del derecho internacional y la autodeterminación de los pueblos, ejercen un intervencionismo descarado y a ultranza en el Paraguay, así como en Venezuela, donde el general Raúl Castro, utilizando la coyuntura que le brindó ese escenario internacional, al ungirlo como su presidente, inició su gestión agrediendo a quienes democráticamente discrepan del actual sainete sucesorio que están armando en ese país para evitar declarar “falta temporal” del coma-andante Chávez, medida señalada por la Constitución para casos como el actual, que activaría la realización de nuevas elecciones. ¿Quién es él para hablar a nombre de Venezuela? ¿A quienes califica de “sectores violentos y golpistas? ¿Tiene acaso autoridad moral para eso? Finalmente, ¿Quién lo ha autorizado para emitir esas declaraciones?