Un político corrupto, un dirigente prebendalista o un simple ciudadano ¡probo y honesto!
• Por: José Ramiro Atahuallpa Vía
La actual coyuntura eminentemente electoralista, nos obliga a reflexionar sobre este asunto de vital importancia para nuestra región, es tan importante esta elección que marcará nuestro rumbo de aquí a varios años, de la elección de abril dependerá nuestro rezago como departamento o finalmente nuestro anhelado progreso.
¿Qué tipo de perfil buscamos los ciudadanos a la hora de elegir Autoridades, sean Alcaldes, ahora Gobernadores, asambleístas y Concejales?, ¿qué perfil debieran tener los posibles candidatos? ¿Votamos pensando en el progreso de la región, lo hacemos por consigna, o somos usados como res masa, como sucedió en la votación del 6 de diciembre? ¿Qué le hace a una persona líder? ¿Un líder tendrá las capacidades suficientes para que sea posible candidato? ¿Cuáles son los posibles perfiles que debieran tener los candidatos?
Hemos mencionado en reiteradas oportunidades que la participación ciudadana es aquel proceso de interacción de las personas con la cosa pública, es decir cuando las personas se inmiscuyen o se involucran en la toma de decisiones, en el diseño de política pública sin ser funcionarios públicos, o cuando las personas hacemos control y vigilancia sobre la administración de la cosa pública o finalmente cuando solicitamos una rendición de cuentas a ex autoridades, “estamos participando”. Sin embargo, este modo de participación cualitativa no crea líderes populares y, para decirlo con honestidad la actual “institucionalidad”, no permite este tipo de participación social ciudadana.
A la par en nuestro país se ha ido creando un modo de participación ciudadana pero al estilo “popular” de corte estrictamente cuantitativo e informal, que también es válido y legítimo a la hora de reconocerlos como líderes sociales, estos líderes en muchos de los casos anónimos para la “institucionalidad” y, carentes, en la mayoría de los casos, de “personalidad al viejo estilo institucional” como lo eran las “personalidades” de grupos selectos o, para decirlo con mayor propiedad, los clanes familiares, clubes sociales, bloques sociales y toda esa aristocracia que dominó y acaparó cuanta institución estatal o paraestatal emergiera en la localía. Estos líderes populares se hicieron por la coyuntura social y política que vivió y vive el país, por ello se dice que son fruto de las mismas políticas neoliberales que infringieron gobiernos irresponsables.
El gran problema que es que estos líderes ahora candidatos y también diputados, y senadores tienen un gran maestro, ese maestro es el neoliberalismo, es decir gran parte de su vida han convivido con esquemas gonistas, una cultura prebendalista-clientelista; han sido fieles testigos de cómo se “repartieron” el Estado los gonistas, miristas, y masistas y ahora dirán y con mucha “legitimidad” ha llegado el gran momento para ¡nosotros! Y en hora buena dirán.
Por otro lado, cuando se habla de persona empoderada, nos referimos al grado académico y de formación que ha alcanzado la persona, y se piensa que es condición suficiente para alzarse con un puesto directivo, quizá pueda ser requisito para un cargo técnico-operativo, pero para ser autoridad o legislador tengo muchas dudas. La historia nos muestra que las mejores autoridades sean alcaldes o mismos presidentes, no pasaron por aulas universitarias, pero tuvieron mucho que ver con el desarrollo de sus pueblos. ¿Qué tenían estas personas de común?; algo que muchos no tienen; vocación de trabajo y servicio, sumado a ello una visión de futuro, pero por sobre todas las cosas probidad y ética en su conducta personal como institucional.
Tratar de encontrar o ver atributos o cualidades de honestidad de probidad de ética; primero, en los elegidos, diputados y senadores, lo veremos de acá a por lo menos tres meses cuando esté funcionado la máquina prebendalista o, para decirlo con mayor propiedad, se esté realizando la repartija o buscando las cuotas de cada parlamentario, los actuales lo hicieron y de seguro lo harán los elegidos, pues éstos están “comprometidos” con sus sectores, por lo tanto existe un compromiso que se debe “cumplir y respetar”, todas estas prácticas gonistas, y ahora masistas, se practicarán con mayor rigor, no sólo en el gobierno, sino lamentablemente en la gobernaduría y la alcaldía.
Finalmente, pensar que pueda existir un haz de luz que pueda iluminar las mentes de los ciudadanos orureños y reflexionar sobre nuestra realidad, ¡sí! queremos una ciudad a la altura de los retos del futuro, un departamento en desarrollo con empleo sostenido y digno, con autoridades responsables por sus ciudadanos, una ciudad con crecimiento equitativo, es decir, haciendo que las personas “vivan bien”. O contrariamente aceptamos que nos impongan candidatos prebendalistas y corruptos y nos mantengan en la pobreza con un comercio harto informal, con basuras por todas partes, con un transporte caótico, sin industrias, con una minería que trabaja con herramientas arcaicas; pues entonces votemos en abril como res masa y luego no nos arrepintamos y ¡aceptemos nuestras miserias y a nuestros demonios!
(*) Licenciado, experto en desarrollo local
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