Recordemos que toda sociedad en sus diversas formas de vida (familia, grupos sociales, municipio y comunidad) como institución fundamental necesitaba de una organización y control, pues es el conjunto de personas que dio lugar al nacimiento del Estado y es ahí donde se origina, sobreponiéndose a toda las forma de organización como expresión de autoridad.
Si alguna vez nos hemos preguntado de ¿dónde sale este Estado?, ¿cómo nace el Estado? ¿Cuál es el fundamento histórico del Estado?, ¿por qué hay normas y leyes que lo regulan?, ¿y por qué le debemos obligatoriedad?, ahora es tiempo de respondernos a estas interrogantes, porque el Estado colonial y republicano el cual conocíamos está cambiando actualmente, sin embargo, debemos recordar que existe un contexto de relaciones sociales y culturales en el cual se mueve, y que a partir del resurgimiento de los movimientos indígenas y de las organizaciones sociales ha ido cambiando en su dinámica, adaptándose a la coyuntura política.
Históricamente se ha definido al Estado, como institución, que nace asentada de manera permanente en un territorio y que está sujeta a un poder soberano que crea, define y aplica un orden jurídico, el cual estructura la sociedad a partir de leyes y normas para con sus habitantes. Es así que el Estado establece la dependencia de la sociedad y se fundamenta en la llamada soberanía.
En este contexto, el Estado se ha llegado a ver como algo que oprime a unos para beneficiar a otros, donde las leyes y las instituciones que la representan no se hacen por la buena voluntad de sus gobernantes, se hacen con un objetivo y responden a determinados intereses. Tal como ha llegado a considerarse para el proletariado: “El Estado no solamente cuenta con leyes y con la Administración Pública, para someter al pueblo, cuenta con un “aparato ideológico” esencial, cuyo objetivo esencial es de inculcar y fomentar una serie de ideas y creencias que son necesarias y vitales para justificar su funcionamiento”.
Al presente, el Estado es la máxima instancia de articulación de las relaciones sociales, es la estructura política y jurídicamente organizada que rige y norma un país, se dice que el Estado es el cuerpo político de la nación, es la instancia que detenta el poder y el monopolio del uso de la fuerza. Y fue un Estado aparente, sin presencia ante el pueblo, más por el contrario se convirtió en un Estado monopolio de la fuerza y de la represión para la sostenibilidad de modelos económicos de mercado excluyentes, era al mismo tiempo una ausencia de Estado en los procesos de inclusión y construcción de ciudadanía. Es así que para Juan Carlos Pinto “esta situación es comprensible a partir del comportamiento político de los sectores dominantes que en una lógica de guerra, que buscaron históricamente someter, y no convencer ni incluir a la mayoría, en un horizonte de país que estructuralmente no podía generar más que la confrontación permanente”.
En ese sentido, el Estado se ha convertido en una manera mejor, de perpetuar la dominación de una clase sobre otra —la burguesía, con su concepción capitalista del mundo, ha creado la figura del "Estado"; el conjunto de normas y leyes que regulan toda una sociedad y esto no es más que la legalización de las reglas capitalistas—.
Esta lógica estatal heredada desde la colonia y república, actualmente se encuentran en proceso de transformación a partir de las nuevas y renovadas condiciones que se presentan en este proceso de cambio interno. Ahora el papel del Estado se ha transformado a lo largo de estos 4 años, podemos decir que el excedente producto de la nacionalización de los hidrocarburos se ha convertido en bonos para niños, ancianos y mujeres, donde el Estado con sus instituciones –por ejemplo Ejército y Policía— ahora está al servicio del pueblo.
Evo Morales, como símbolo de reivindicación histórica del liderazgo indígena, llega a representar el quiebre de esta lógica estatal, que no pudo resolver sus contradicciones en el marco de la confrontación y fue vencida, siguiendo la lógica de la democracia formal (1) con el triunfo contundente y mayoritario del MAS-IPSP, con el 53.74%, por primera vez en la historia del país, la cual fue ratificada con un 64% este pasado 6 de diciembre.
Claramente la nueva Constitución Política del Estado, nos conduce a entender los principios que hoy guían las leyes y normas, el auto reconocimiento de nuestra plurinacionalidad y la necesidad de la construcción de la equidad y la justicia social, son los mejores caminos para construir la seguridad nacional y regional
En ese sentido, el Estado actual contemporáneo, representa políticamente al soberano, es la expresión voluntaria del pueblo, como entidad posee existencia y voluntad propia. Ahora el Estado claramente se diferencia porque asume el rol central en el proceso de redistribución y de inclusión ciudadana a los derechos fundamentales de la sociedad y comunidad, ejerciendo un poder ordenador y regulador fundado en el consenso.
(1) Juan C. Pinto Q., “Bolivia: seguridad, proceso de cambio y estrategia regional”, junio 2009.
(*) Abogada y antropóloga
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