Cultura: La mayor ventaja competitiva orureña

“Es tan irrisorio el beneficio global, que todavía sigue en discusión su porcentaje cuando la magnitud del evento nos debería proporcionar una millonada económica con destino al desarrollo local, empezando por fortalecer la magnificencia del mismo hecho, único en el mundo, devocional y tradicional”, resaltaba LA PATRIA en su editorial del 25 de enero en referencia a la organización del Carnaval de Oruro; tema debatido anualmente, en fechas próximas a la realización del Antruejo Mayor de los Andes.

Puede parecer extraño el título de este artículo, especialmente en el plano académico; porque dialécticamente no es posible concebir a la cultura e ingeniería como compatibles. Se acepta pertenecen a campos del conocimiento humano totalmente diferentes, pero la ciencia en actual construcción demuestra lo contrario; por ejemplo, mediante la implementación de la Gestión de la Calidad, cuyos resultados dependen en extremo del denominado cambio cultural. En el mundo empresarial, la competitividad se construye apelando a ventajas comparativas y competitivas; donde las ventajas comparativas emergen principalmente de la existencia de recursos naturales; en otras palabras, de lo concedido por Dios o de la madre naturaleza, según sean las convicciones del apreciado lector. Por su parte las ventajas competitivas, fundamentalmente son resultantes de la gestión del conocimiento; por lo tanto, dinámicas y cambiantes en el tiempo. Así, las ventajas comparativas son estáticas como perecederas en el tiempo.

En función de la teoría de la competitividad, las ventajas comparativas propias de la región son las siguientes: vasta presencia de minerales, tierra de geografía diferente, territorio apto para la ganadería, tierra de tradiciones y leyendas, geografía plana, centro distribuidor de transporte, centro ferroviario, cercanía al océano Pacífico, clima frígido y seco, clima apto para la conservación de alimentos, entre otros. Respecto a las ventajas competitivas, la región es poseedora de las siguientes: cultura avasallante, vórtice de energía cultural, población habilidosa, folklore en la sangre, pasión por la cultura, música melodiosa, creatividad musical, alta creatividad artesanal y predisposición para la innovación.

Con los antecedentes citados, la realidad señala expresamente: el mayor producto orureño es la cultura. Hecho plenamente comprobable, al hallarse en el entorno magníficas expresiones de tipo artístico en sus diferentes variedades, como la música y la artesanía; pasando por los bordados presentes en la ropa folklórica empleada ostentosamente durante infaltables fiestas patronales y épocas del año, pero con mayor énfasis al realizarse la Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad Carnaval de Oruro. De esta manera, se comprueba como el orureño es un productor innato de cultura; traspasando sus fronteras e imitado tanto en el plano nacional como internacional, claros ejemplos son las fiestas del Gran Poder, Urkupiña, Ch’utillos, La Tirana y Puno, entre los más conocidos y sobresalientes, siendo innegable y real el impacto cultural orureño fuera de sus fronteras.

Sin embargo, con alrededor de 17.000 danzarines, según datos del Comité de Etnografía y Folklore 2011, el escenario actual sencillamente ya ha colapsado y la única respuesta aplicada desde el pasado año, es impedir el crecimiento de la membresía en algunos conjuntos. ¿Será la mejor respuesta para el engrandecimiento de esta magnífica obra?. Por otro lado, personeros del Ministerio de Culturas indicaron la no conveniencia de realizar intensivas campañas promocionando el Carnaval 2013, debido a la carencia de servicios para satisfacer convenientemente los requerimientos de potenciales turistas extranjeros. ¿Cómo responder a estos intentos restrictivos, de tan magno evento?.

Producto del conformismo y adormecimiento existente en la sociedad boliviana, la industria nacional se encuentra enfrascada primordialmente en la explotación de recursos naturales, cimentando su competitividad en ventajas comparativas; muy lejos de las industrias de los países considerados competitivos, cuya principal característica es la permanente generación de ventajas competitivas, corolario de constantes procesos de investigación e innovación; en otras palabras, mediante el desarrollo y aplicación de nuevos conocimientos. Asumiendo esta realidad, ¿será posible aplicar conocimientos de tipo científico, a objeto de engrandecer el carnaval de Oruro?

Respondiendo a esta interrogante, los horizontes se tornan verdaderamente prometedores porque existen casos paradigmáticos, donde la cultura fue utilizada exitosamente en beneficio del desarrollo productivo, el mejor ejemplo es el Japón; cuya industria está basada en sus tradiciones y cultura como nación, algo desconocido fuera de sus fronteras. Por otro lado, el ejemplo de Singapur donde se demostró la factibilidad de convertir ventajas comparativas en competitivas, al utilizar inteligentemente su posición geográfica para constituirse en el principal centro logístico del Asia, se colige: la cultura orureña es también una ventaja competitiva, porque además por naturaleza es dinámica y cambiante en el tiempo. Por lo tanto, indudablemente factible de aplicarse y de momento desaprovechada, a objeto de transformar a la Alta Tierra de los Urus y convertirla en el mayor vórtice cultural del planeta; implementación mediante de otro tipo de industrias, las denominadas industrias culturales, así como las creativas.

(*) Maestría en Ciencias de la Ingeniería