Domingo 27 de enero de 2013
ver hoy
“Se fue Andrés Erick Aramayo Blacutt con el espejo de su alma, el canto de los ángeles, sueño de inocentes y la oración que horadó el instante fatal. No sabía de ingratitud, tenía 16 primaveras, era antorcha que podía iluminar o convocar a los grillos, era un líder, le faltaba crecer en edad, tenía inquietud, podía reunir amor. Fue convocado y no importó el rumor del camino, el polvo y el sollozo. No estaba preparado para el viaje sin retorno, se ausentó a un poblado con la misión de evocar al Dios de todos, creyentes y ateos, seguramente cuando despertó volaba a la eternidad.
La comunicación verbal se cortó entre él y el ser que le dio vida. Era adolescente, sumiso y devoto del Hacedor, se quedó con la sonrisa de su madre. Ella dulcemente, sin duda y sin temblor despidió a Andy que lo llamaban con cariño, su hijo amado que sin vida volvió. Sus padres bebieron el trago amargo por la pérdida del hijo ternura y luz, han pasado trece meses de nocturno silencio, ha cesado el viento, los besos en las mejillas y el juramento de no olvidar jamás a pesar del llanto por la muerte de Andrés, se llevó los sonidos de la música, su solidaridad que a todos brindaba, no se ha hundido en los pensamientos del mundo monótono y opaco. La familia prolongada en los amigos permanece resignada…”. Marlene Durán Zuleta