“Simplemente desubicados”, ese es el calificativo que se merece un grupo de hinchas argentinos del Club Talleres de Córdoba, quienes por un instante de euforia se olvidaron de ser humanos y se transformaron en “seres extraños” para insultar a nuestro país, cuando se dieron a la tarea de utilizar la sagrada Tricolor Nacional con los colores invertidos para “ofender”, según ellos, a los jugadores del equipo rival, en este caso Belgrano.
No es la primera vez que este tipo de hechos de carácter racista, discriminatorio y xenofóbico ocurre en las canchas argentinas, pero de algo sí estamos seguros, que año que pasa la vaciedad se apodera de estos “hinchas del fútbol” para hacer mella de la dignidad boliviana.
En pleno siglo XXI, cuando supuestamente la mente humana debería ir para adelante, en otros países está cada vez más en retroceso.
Puede ser que sean los mejores en el fútbol y nosotros no, pero eso no les da derecho para que cada vez que les duela el corazón o les traicione el sentimiento que llevan en el hígado, hagan escarnio de nuestra querida Patria Bolivia.
La Argentina tiene una tradición futbolera por naturaleza y ante las escasas oportunidades económicas que poseen, principalmente en las zonas periurbanas, los más se dedican a este deporte como una única opción para lograr la meta del desarrollo.
Algunos lo consiguen y otros mueren en la frustración que viven con el corazón resentido y cuyo resultado es lo que vemos constantemente en las canchas argentinas, cuando muchos de ellos protagonizan espectáculos indecorosos en desmedro del señor Fútbol.
Pero, como Argentina es un país grande en el fútbol sabemos que las entidades internacionales del fútbol no harán nada por lo menos para amonestar este tipo de actitudes raciales.
Esperemos que nuestras autoridades nacionales hagan por lo menos una representación y envíen una carta a ese club, para entender que fue solo un “exabrupto” de sus actitudes, y si no actúan lo decimos desde acá, desde estas sencillas líneas que hacen ver que no son mejores que nosotros.
Los bolivianos tenemos sentimientos y si bien no somos buenos en el fútbol, somos buenos en otras actividades, entre ellas, somos ricos en cultura, aspecto que los argentinos quisieran tener, pero no lo tendrán jamás porque nunca serán bolivianos y llevarán en el corazón el orgullo de haber nacido bajo los colores sagrados del rojo, amarillo y verde.
Qué tristeza saber que aún tenemos vecinos que viven en la completa vaciedad, ojalá algún día puedan ingresar a una etapa de progreso intelectual que les ayude a superar ese tipo de actitudes que demuestran en forma constante en las canchas de fútbol.
(*) Periodista
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