Todos los seres humanos nacen libres y pueden expresar sus pensamientos e ideas de manera igualmente libre. Por lo menos esa es la idea básica y fundamental de cualquier constitución en cualquier parte del mundo. Por cierto también la declaración Universal de los Derechos Humanos dice lo mismo.
Ahora, que en algunos países no se respete esta fundamental norma de convivencia es ya otra cosa y, los conflictos surgen, la polémica se desata, la represión se manifiesta y la rebeldía despierta.
Los columnistas que tenemos la gentil cobertura en la prensa boliviana todavía nos movemos a soltura en las aguas de la libertad. Es de esperar que esto se mantenga así, por la salud de la democracia, porque lo contrario significaría una aberrante conculcación de derechos en la modernidad en la que vivimos, una modernidad en la que, por momentos, parecemos retroceder décadas y aún siglos.
JALÓN DE OREJAS
La última reprimenda que el vicepresidente lanzó a la militancia masista invitando a los librepensadores a retirarse del instrumento y dedicarse al show mediático, ha causado reacciones encontradas. Don Álvaro no admite que los militantes piensen en voz alta, no admite la posibilidad de la autocrítica bajo el argumento, poco comprensible, del "centralismo democrático". El vicepresidente convoca, en todo caso, a una disciplina de carácter, al parecer, muy vertical.
Por cierto hay muchos militantes con criterio propio en el MAS, no obstante ahora habrá que andarse con pies de plomo y con mucha precaución para no provocar la ira de la jerarquía del instrumento político.
Cuesta creer que sea democrático el callar y el acatar, cuando lo democrático es otra cosa, pero la advertencia está lanzada y habrá que ver a corto y mediano plazo que repercusiones tendrá en las bases masistas, especialmente en aquellos que fungen como líderes y dirigentes.
¿CENTRALISMO DEMOCRÁTICO?
Siempre hemos criticado el centralismo, cuando todo trámite se centralizaba en la ciudad de La Paz para gran desaliento y rabia de quienes tenían que realizar viajes largos y costosos desde el interior del país. Lo democrático es que este centralismo termine, que todos y todas tengan los mismos derechos y oportunidades en cualquier lugar de la patria.
Al interior de un partido o agrupación política funciona la misma lógica. El centralismo lo encarnan los jerarcas con sus ideas. Pero,¿acaso sólo ellos pueden tener el privilegio de pensar ?¿
El MAS se jacta de haber logrado porcentajes altísimos de votación, luego se supone que entre tanto votante hay bastante militancia orgánica y en esta militancia muchos son librepensadores, o sea, personas que con criterio, estudios y experiencia pueden aportar nuevas líneas, nuevos enfoques y novedosas acciones que puedan mejorar la política que el gobierno está aplicando, pero...
Por ende estos dos términos parecen no encajar con la armonía que uno quisiera. Lo democrático no puede encerrarse en un centralismo y al centralismo no parece concuasar con una cualidad democrática sino más bien con una línea dictatorial y vertical.
VIVIR BIEN
La participación democrática es valiosa en cualquier sociedad y así hay que preservarla en homenaje a la civilización que hemos formado, a la calidad humana que nos es inherente y a la convivencia social que nos permite vivir entre semejantes buscando aquel futuro anhelado de bienestar y paz.
Un pensamiento central del gobierno es la filosofía del vivir bien y a eso vamos a llegar si practicamos la verdadera democracia, escuchando a todas y todos, incluso a la llamada oposición.
(*) Comunicador Social
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