Miercoles 23 de enero de 2013
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El mensaje del presidente tuvo dos partes, que podrían ser definidas como una parte de Evo Morales y la segunda del Vicepresidente. Fueron cuatro horas en que los bolivianos escuchamos los esfuerzos del presidente por leer bien. Y todos quedaron frustrados.
La primera parte fue una repetición de los mensajes anteriores: si los precios de las materias primas han aumentado en los mercados mundiales, es mérito del MAS.
Pero no aclaró cuál es la conexión de su gobierno con los mercados de valores ni con el London Metal Exchange, donde se cotizan los metales que vende Bolivia. Que se sepa, allí rige la ley de la oferta y la demanda: en los últimos años hubo más demanda que oferta, coincidiendo con la llegada del gobierno del MAS en Bolivia.
Repetir esa información incompleta mientras se repasan las cifras departamento por departamento era un ejercicio agobiante, además de ofensivo para los que escuchaban, pero eso es lo que hizo el presidente.
Si las exportaciones crecen en tanto por ciento, las regalías aumentan en tantos miles, según lo mandan antiguas leyes bolivianas. El gobierno está obligado a entregar los porcentajes de ley, y nadie tiene que agradecerlo. Pero el presidente pidió aplausos por haber pagado las regalías de ley.