Son varios años que transcurren desde que se aplicó en el país una nueva Constitución Política estableciendo la plurinacionalidad del Estado y es en ese marco que los bolivianos desarrollan sus actividades enmarcando las mismas en normativas vigentes que tienen que ver con la defensa de ciertos valores ciudadanos que deben ser rescatados como parte de las culturas ancestrales y tradicionales y son objeto de particular respeto en un proceso de pacífica y armoniosa convivencia.
El pueblo está pendiente de las políticas prácticas que puedan ser implantadas en esa nueva estrategia definida por las circunstancias políticas, esas que por ejemplo recuerdan una oferta presidencialista de “gobernar obedeciendo al pueblo”, lo que se interpreta como una forma de escuchar los planteamientos de la plurinacionalidad ciudadana y buscar en cada caso las mejores condiciones para satisfacer un cúmulo de demandas que esperan hechos y no más palabras.
Algo que se ha logrado y es digno de encomio es la macro política económica coyunturalmente favorable por diversas circunstancias propias de las políticas externas que rigen las potencias mundiales, los precios internacionales de minerales, la ampliación de algunos mercados para la exportación de nuestro gas y en nivel interno una prolongada espera para un cambio en el modelo que todavía prioriza la condicionalidad política de los hechos y posterga la aplicación de una abierta política de incentivo a la producción, aprovechando justamente las favorables condiciones de competitividad con otras economías especialmente de los países vecinos.
Rubros tan importantes como la minería, la industrialización de nuestra materia prima a través de la ampliación de la metalurgia y el despegue de la siderurgia aseguran un valor agregado en la exportación de nuestra riqueza minera, ese proceso ha comenzado, pero merece aún mucha atención y particularmente asumir el reto de garantizar inversiones para hacer factible el crecimiento de la industrialización nacional, lo que no siempre es posible con políticas de reversión o nacionalización.
Los expertos en materia económica reconocen la parte positiva de tener macrorreservas de orden financiero que además están ganando diariamente, aunque señalan que al existir un implícito beneficio económico el mismo debería ser compartido por el pueblo, naturalmente a través de programas de fortalecimiento del sistema productivo general y llegando también a sectores como las micro y medianas empresas, la industria nacional que debe afianzar sus sistemas productivos y hacer del país un dinámico exportador de su potencial producción.
El país no debe seguir viviendo con un sistema que prioriza la actividad política como centro de su mayor atención, la plurinacionalidad está demostrando que son más los sectores que desean crecer armoniosamente y que para ese fin necesitan políticas definidas de orden económico financiero, asistencia tecnológica, seguridad jurídica y garantías para invertir.
Es necesario transferir el beneficio de las macrocifras para impulsar la generalidad de las empresas nacionales, diversificando las condiciones reales y efectivas de un crecimiento que las haga competitivas en el orden interno, pero sobre todo en los mercados externos.
Este debe ser el tiempo de cambiar toda la estrategia del sistema gobernante con una decisión importante que reafirme la confianza en un proceso de cambio, situación que sólo puede lograrse con medidas coherentes que se sobrepongan a las presiones políticas y valoren más bien los elementos de confianza y eficiencia.
Fuente: LA PATRIA
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