Loading...
Invitado


Domingo 20 de enero de 2013

Portada Principal
Cultural El Duende

Juan Cristóbal Mac Lean

20 ene 2013

Fuente: LA PATRIA

Juan Cristóbal Mac Lean E. Cochabamba, 1957. Poeta, ensayista, traductor y pintor. Ha publicado los poemarios Paran los clamores (1996), Por el ojo de una espina (2005) y Al paso del instante (2012) de donde provienen los poemas reproducidos en esta página.

¿Fotos en alta resolución?, cámbiate a Premium...

Retrato

Yo tenía tantos años

como los que tiene un niño

cuando está enfermo

y encomendado nada más que a la dulzura

de la madre y el recreo; atento al mundo

que la realidad, o la fiebre, disponen

en el cielo

raso.

Pero entonces le pedí a mi madre

que posara.

Ella se sentó al frente

y con los lápices de colores

sobre una hoja rectangular

que sigue cayendo

de todos los árboles del mundo

hice el retrato de mi madre

hice el retrato del alma de mi madre.

Qué será de ese retrato.

En qué cajón de la vida habrá quedado.

Sea como sea, sé que no se ha perdido:

tal vez se asoma entre estas líneas

desordena la línea de un dibujo tuyo

o titubea en cada gota

que al final cae

en tu jardín.

Mirándola dormir

Esta sábana

que ya cruzó el horizonte

aún cubre tu rodilla.

Por mucho que se haya ido un día

y sea ahora

aquella nube sucia

que flota en la ventana.

O esa sábana contaminada

secando al sueño,

colgada

del alambre de vivir.

Abres los ojos y la miras:

cuánta luz dices

y vuelves

a dormir,

a soñar que la nube se va,

que la sábana cruza el horizonte.

Canto de la vaca que trota porque sí

Los campos de Dios, tu

mano, tu mano que no lleva guantes

el alfa alfa turbia de la verdad

ese casco que insistente miro

buscando el doble fondo de la tierra

mientras los belfos me ven

ascender por las praderas.

Luego espantada caigo

de los cielos

Me rompo el lomo en tierra.

Soy un animal

apenas una vaca prometida al holocausto

y tonta

contemplando las praderas.

Solo quedan mis ojos grandes

mis pestañas grandes.

Esta contemplación sorda, constante, inacabable,

propia de una vaca.

Y ruedo entera yo,

otra vaca

otra cabeza de vaca

soñando

que trotaba

pezuña esta lengua

que se espina

pronunciando

el barro

–ella misma huella

que cojea

en la saliva

náufraga:

Aritmética estricta

Cada uno es multitud, como de memoria

se sabe en plazas,

confesionarios, estadios y otros lugares

habituados a la fugacidad o la repetición

del interior bullicio.

Por eso el poblado,

polvoriento corazón cree

no dar ya más abasto, cuando

es su oficio

el de dar abasto

pues ya

habita adentro la enterrada turba propia

que consta del propio barro

que se va, que no se va, en esta época

de lluvias y de lluvias.

¡Tanto se es!

¡Se es tanto, sin quererlo!

Y se es huésped, se es rehén

de esas poblaciones interiores

cuya casa somos sin remedio:

que si no uno mismo

no tendría dónde más vivir

y el campo de refugiados

que es el propio corazón

no sabría a qué viento ya

bombear la sangre, las espinas,

los remedios propios

de la incesante

resurrección.

Fuente: LA PATRIA
Para tus amigos: