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Domingo 20 de enero de 2013

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Cultural El Duende

Norah Zapata Prill

20 ene 2013

Fuente: LA PATRIA

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Apenas salida de la adolescencia, con la sensibilidad a flor de piel y una extraña inquietud que ya le hace doler la sangre de su alma, Norah Zapata Prill se enfrenta con el misterio y escribe poesía, una poesía llena de símbolos en la cual cobija al dolor interno, que, avergonzado de ser grito se transmuta en la belleza de la metáfora y sale como poema. Desde entonces deambula por el mundo indagando, indagando por lo más profundo que la existencia esconde, y, que, para arañar algo de su contenido, se lo debe hacer con dolor y con pasión. Por eso, cada uno de sus libros es una cuenta más en el rosario que la vida le ha dado para que, Norah rece los misterios dolorosos, y,¡oh paradoja!, nos entregue en sus libros otro rosario con el cual nosotros podamos rezar los misterios gozosos al desgranar sus versos y degustar la belleza que llevan; pero, al hacerlo, la autora también nos invita a enfrentarnos con el misterio, el drama que el arcano tiene y a escuchar las sugestiones que la poesía de Norah Zapata nos propone. Ahora con la voz madura de quien mucho ha creado, porque mucho ha peleado con el ángel de la noche para arrancarle una palabra, hace un alto en el camino, revisa cuanto ha producido, escoge aquello que, ante sus ojos es lo más representativo de su alma y nos entrega esta antología realizada por ella misma. Lo hace con un poema escrito ex profeso para esta selección:Aquí están, aún de pie/arrimados los unos a los otros/los viejos libros de mis primeras letras//Sus historias aún se ríen de la ignorancia/con la que me iniciaba en el misterio//El aroma ha cambiado/ya no es el de las lluvias sobre grietas vírgenes/sino el de árboles que han resistido al invierno de muchas estaciones.(Reencuentro). Ciertamente, los suyos son poemas que resisten muchos inviernos, porque se han escrito con la verdadera tinta de la existencia: el dolor mezclado con la pasión.

Uno de los aspectos de la poesía de Norah zapata Prill es el permanente esfuerzo por examinar lo profundo de la existencia, conocer la esencia de la vida, y, también, el motivo de nuestra presencia en el mundo. La autora se da cuenta que rastrear semejante realidad conlleva dolor, pues tratar de atrapar al misterio para poder examinarlo es colosal tarea. En ese empeño la autora comprende que el arcano es resbaladizo inasible y mudo, pero se empeña en hacerlo. Este esfuerzo es fecundo pues Norah ilumina su alma, mira dentro de sí, se encuentra con que tiene vacío el territorio de su existencia, y debe llenarlo con su propio esfuerzo, plantando la simiente de obras que produzcan la cosecha espiritual; y siembra palabras para cosechar poemas. Además, se da cuenta que la obra fundamental del hombre es esculpir la imagen del hombre interior, el único, el permanentemente inacabado, el que nos lanza a nuevas preguntas, como ésta que la poeta se hace:Es que son confesiones las palabras, estas pequeñas larvas/que destilan resignados sueños en la memoria?(Esas pequeñas larvas).

La palabra, cual larva, tiene en sí el poder de desarrollarse cada vez más, pues está tejida con la voz del espíritu, y, por eso, es infinita. La palabra es multiforme, multifacético, abarcadora de cuanto existe fuera y dentro del hombre y cobija en sí cuanto hay en el núcleo existencial de quien habla. Por eso, toda palabra es individual, es la vasija que lleva el producto de la autorrealización del ser humano en desarrollo y en camino hacia lo infinito. De ahí que sea un remedo bajo, lejano, imperfecto del verdadero verbo, del cual San Juan nos dice:En el principio existía la palabra y la palabra estaba junto a Dios, y la palabra era(es)Dios. Juan l, l. Las confesiones –poemas elaborados con palabra humana, destilan lo más profundo del autor, lo quintaesencian con el aroma de la belleza, y ese producto, ese destilado es el sueño, es el mensaje que surge de lo inconsciente y se graba en la memoria colectiva porque es un arquetipo.

En esa línea nuestra poeta confiesa:Cuando la vez primera/tenía yo/la edad de la palabra en vuelo//ignoraba el fondo de la sima/ y el abismo era desafío y miedo/al mismo tiempo.(Pronto, la confesión).Hoy se da cuenta que desde el principio su verso era un instrumento de exploración existencial y la llevaba, y la lleva aún, a buscar respuestas que aclaren lo profundo de la existencia; de aquella fuerza que nos sostiene y nos empuja a ser lo que debemos ser, nosotros mismos. Cada uno lo suyo, lo peculiar, lo característico, lo que nos diferencia del otro, al mismo tiempo que nos unifica con él como seres en el misterio y ante el misterio. De ahí que Norah Zapata Prill nos diga:Rompía yo la nuez, como partiendo mi ignorancia en dos/mas qué poco sirve sondear el misterio/cuando se es prisionero de la nieve (Pronto, la confesión).

Ciertamente, cuán poco sirve sondear el misterio, pero ése es nuestro destino; y, si queremos ser personas debemos enfrentarnos con él, y pelear el combate de ser desde la nieve; pelear para construirnos seres humanos sabiendo que nos hemos de diluir en la muerte; pero debemos combatir, porque la vida y la muerte son las caras de una misma realidad: la existencia recibida. Dándose cuenta de este sino, Norah Zapata Prill, melancólica y resignadamente nos dice: Así como los árboles, sin piedad por sí mismos/voy a dejar a la hojarasca mis manos/mis ojeadores dedos, mis esposas/mis pies y la hierba y el camino//que todo sea por un grano/un nuevo brote. (Reencuentro). Todo para entrar en la esencia del existir, que, finalmente, se resuelve en el misterio; el misterio del vivir, el cual nos va empujando lenta, pero inexorablemente al misterio del morir, en donde nos espera, finalmente, el misterio del encuentro con Dios, si somos creyentes, o el misterio de diluirse en la nada si no somos creyentes. De todos modos, tanto en la vida como en la muerte la voz del misterio suena con fuerza, y nosotros, los hombres nos damos cuenta que, pese a nuestros esfuerzos, no podemos traducir esa voz con nuestra inteligencia limitada.

¿Y qué pasa con la vida humana? Nuestra poeta se ha dado cuenta de que estamos frente al drama existencial: el hombre está encerrado en el mundo como el mundo está encerrado en sí mismo. No sólo eso, cada uno de nosotros se va construyendo un mundo propio, cada uno vive en una atmósfera existencial que le es específica, peculiar, producida por él mismo, y que lo envuelve por completo. Claro que este aire existencial, como el aire físico que nos rodea y respiramos es permeable, permite el ingreso de influencias exteriores como sucede con la atmósfera formada por oxígeno y nitrógeno, la cual recibe los rayos del sol llegados desde fuera de la atmósfera. De la misma manera, nuestro mundo interior no está herméticamente cerrado, tal como lo prueba esta presentación, que nos está permitiendo introducir en nuestro universo personal la vida y el mundo de Norah Zapata encerrados en su poesía. Esa obra espiritual se ha producido al calor de preguntas, como éstas que se hizo en la catedral de Estrasburgo: ¿Qué sombra te oscurece cuerpo mío? ¿Qué luz te alumbra?¿Qué pasión, qué sed de plenitud, qué grito es noche y otra vez nacimiento? ¿Qué soles entran hasta este lado esclavo de la pena?Interrogaciones que son un diálogo a medias con el misterio, porque sólo nosotros hablamos y él, como siempre, permanece mudo. La poesía de Norah Zapata Prill está construida con preguntas porque surge de la meditación existencial, porque la autora, desde el primer verso que ha publicado, lo ha hecho con la interrogación punzándole la sangre, inquietándole la mirada espiritual para ver, así sea de lejos, el corazón del misterio; y, todos sabemos que el corazón no se puede mirar cuando el cuerpo está vivo, porque es una víscera interior; pero también, todos sabemos que al corazón se lo siente en la palabra impregnada de emoción, en la belleza de una mirada, en un rostro expresivo y en tantas cosas que el ser humano hace para mostrar su corazón. De la misma manera, el misterio muestra su interioridad en el elocuente silencio con que acalla nuestra interrogación.

Volvamos a lo existencial de la poesía de Norah Zapata. ¿Qué hacemos pues entre el cielo y la tierra? (En la catedral de Estrasburgo),nos dice la autora. Interrogación que nos plantea el sentido de la vida ¿Por qué vivimos?, y lo hace porque,como ser humano desarrollado que es, necesita saber el motivo de su presencia en la realidad que compartimos con el mundo; pero más le preocupa el para qué, el objetivo que tiene su vida, la suya en particular, la que debe construir con su esfuerzo planificado, con su libertad orientada a un objetivo preciso de ahí que se lance a otra pregunta ¿Medita acaso el hombre el amor sagrado?Es decir, ¿estoy colocado en esta circunstancia vital por puro azar o he llegado aquí al impulso del amor divino que me ha puesto en esta circunstancia con un propósito que debo descubrir para realizarme a plenitud, o estoy presente en la existencia sin motivo alguno, y soy yo quien debo realizarme solo, sin ayuda ajena??Esa autorrealización acaso no es una acción sagrada, en cuanto es un acto de creación?¿Medita eso el hombre? En el caso de que haya sido puesto aquí por voluntad divina, el propósito con el cual se me ha puesto en la existencia ¿no será encontrar el amor de Dios latiendo en todo cuanto hay para introducirlo en mí, y de esta manera convivir con la potencia de ese amor, haciéndome cada vez más amor? De todos modos, nuestra poeta se interroga si el ser humano se interroga, y, para ella, esto es fundamental, es la forma humana de vivir; de ahí que su poesía sea una permanente pregunta existencial, una poesía que indaga para verterse en su obra como exploración y, a veces, como afirmación de lo encontrado, mediante el lenguaje indirecto de la metáfora; allí habita cuanto ella capta de ese algo sagrado que es el existir, el cual se nos da como misterioso don, como regalo, para trabajarlo y producir fruto espiritual.

El dolor del mundo/no es el drama de mi mundo(Raíces),afirma Norah Zapata Prill, porque, como he dicho hace un momento, cada uno de nosotros está encerrado en su propia intimidad. El mundo, enclaustrado en su propia realidad; yo, recluido en mi interioridad, que es donde en realidad vivo. Por eso, nuestra poeta dice que el drama del mundo no es su drama, pero estos dramas se tocan, porque tanto el mundo como el hombre se abren para intercomunicarse. La apertura del mundo es estudiado por la ciencia, que descubre sus leyes, su funcionamiento íntimo, etc.; la apertura del ser humano se llama comunicación; es sacar del núcleo existencial el contenido íntimo mediante gestos, palabras, actos en los cuales nos vertimos y nos mostramos a los otros. Este proceso conlleva dedicación, esfuerzo, fatiga, dolor. De ahí que Norah se pregunte:¿Por qué el dolor nos torna invisibles?”(Raíces).Es que el dolor nos lleva hacia adentro, hacia la vida que transcurre en el interior de cada uno para examinarla, para ver dónde nos hemos equivocado y rectificar el yerro; o, socialmente visto, el que de verdad sufre, el que está caído casi siempre hace escapar a los conocidos y únicamente conserva a los pocos amigos que tiene.

METÁFORA

Poesía elaborada golpes de vida, hecha como susurro interior que se escucha en el alma de la poeta, y, un día aflora a la palabra escrita, con un impulso dialógico para comunicar al otro cuanto lleva en sí, al calor de un malestar íntimo que sólo se cura con el acto de crear. Poesía hecha para conversar con el lector, para compartir la pasión interior y el dolor, que Norah sabe es también el dolor del otro. De ahí que, por ejemplo, diga: Tú que sabes de cuántos vértices/se componen las norias del destino/visitarás mi abismo en los otros abismos/y sangrará tu pico al besar sus desiertos. (Esas pequeñas larvas).

He aquí dos aspectos de la poesía de Norah Zapata Prill, la cual ahora llega hasta nosotros en edición bilingüe, castellano alemán, al haber sido traducida a ese idioma por Eva Srna, y editada en Viena, Austria, para su difusión en Europa, como homenaje a una obra de alta calidad literaria. Por lo cual, en nombre de los colegas de la ABL, a la cual pertenece como miembro correspondiente, y de sus compatriotas, orgullosos por este logro, la felicito de

Corazón y le deseo muchos y mayores éxitos.

Jaime Martínez Salguero. Académico de la Lengua.

Fuente: LA PATRIA
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