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Domingo 20 de enero de 2013

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Cultural El Duende

Desde mi rincón

Pobre Gandhi, o las trampas de internet

20 ene 2013

Fuente: LA PATRIA

TAMBOR VARGAS

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Si ‘todo puede encontrarse en internet’, un día también puedes dar con una presunta ORACIÓN PARA LA HORA DE LA DECISIÓN - MAHATMA GANDHI, que diría así:

Señor, ayúdame a decir la verdad delante de los fuertes

y a no decir mentiras para ganarme el aplauso

de los débiles.

Si me das fortuna, no me quites la razón.

si me das éxito, no me quites la humildad.

si me das humildad, no me quites dignidad.

Ayúdame a ver el otro lado de la medalla.

No me dejes inculpar de traición a los demás por no pensar igual que yo.

Enséñame a querer a la gente como a ti mismo y a no juzgarme como a los demás.

No me dejes caer en el orgullo, si triunfo ni en la desesperación si fracaso;

más bien recuérdame que el fracaso es la experiencia que precede al triunfo.

enséñame que perdonar es lo más grande del fuerte y que la venganza es la señal primitiva del débil.

Si me quitas el éxito, déjame fuerza para triunfar del fracaso.

si yo faltara a la gente dame valor para disculparme y si la gente faltara conmigo dame el valor para perdonar.

Señor, si yo me olvido de ti, no te olvides nunca de mí.

La fuente es: http://es-es.facebook.com/notes/roberto-perez/oración-para-la-hora-de-la-decisión-mahatma-andhi/270030283038868?commentid=4288700&offset=

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Las complicaciones empiezan desde el momento en que cualquier buscador de la misma red te pone delante de no menos de media docena de otras versiones. Basta esto para convertir cualquiera de los textos en dudoso; o lo que es lo mismo, bajo sospecha de ser ‘apócrifo’.

Ya se puede entender que, por su intrínseca y necesaria minuciosidad, aquí no dispongo de espacio suficiente para entrar en un debido ejercicio de comparatística; pero el hecho es que hay diferencias de peso entre dichos textos: en concreto, en unas versiones figuran versos y aun estrofas absolutamente ausentes en otras; también hay modificaciones del orden de las estrofas; y tampoco faltan matices de traducción aun en una misma estrofa o un mismo verso o concepto. No me resisto a ofrecer dos muestras, a fin de que el lector pueda verificar por sí mismo esas diferencias.

Muestra I

Señor, ayúdame a decir la verdad delante de los fuertes

y a no decir mentiras por ganarme el aplauso de los débiles.

Si me das fortuna, no me quites la felicidad,

si me das éxito, no me quites la humildad,

si me das fuerza,... no me quites la razón,

si me das humildad,... no me quites dignidad.

Señor ayúdame a ver el otro lado de la medalla,

no me dejes inculpar de traición a mis amigos

por tener distinta opinión que la mía.

enséñame a querer a los demás

como me quiero a mí mismo.

no me dejes caer en el orgullo si triunfare,

ni en la desesperación si fracasare,

más bien recuérdame que el fracaso

es la experiencia que precede al triunfo.

Enséñame que perdonar es lo más grande de la fuerza

y que el amor a la venganza

es la primera señal de debilidad.

Si me quitas la fortuna, déjame la esperanza

si me quitas el éxito,... déjame la fuerza para triunfar.

si faltare como gente, dame el valor para disculparme.

y si la gente me faltare, dame el valor para perdonar.

Vive de tal manera que todo hable de dios

sin pronunciar su nombre.

www.clailiturgia.org/reflexion-252.htm

¡Menos mal que este texto aparece como ‘anónimo’! Pero pasando al ámbito explícitamente masónico, encontramos otra versión, más extensa y reiterativa (si la primera se quedaba en 18 versos, la segunda llega a los 24):

Muestra II

ORACIÓN MASÓNICA, AL GRAN ARQUITECTO DEL UNIVERSO

G.•.A.•.D.•.U.

Ayúdame a decir la verdad delante de los fuertes

y no decir mentiras por el aplauso de los débiles.

Si me das fortuna, no me quites la felicidad.

si me das fuerza, no me quites la razón;

si me das éxito, no me quites la humildad;

si me das humildad, no me quites la dignidad.

Ayúdame a ver con bondad el otro lado de la medalla,

no me dejes inculpar a los demás hh:.deinfraternos por ellos no practicar una autentica masonería.

Enséñame a respetar a mis hh:.como a mí mismo;

a examinarme y juzgarme como harían los demás.

No me dejes engañar en el orgullo soberbio si triunfo,

ni en la desesperación loca, si toca a mi puerta el fracaso.

Hazme ver que el fracaso, puede ser la antesala del triunfo;

enséñame que perdonar: es lo más grande del fuerte

y que la venganza, envidia y rencor es la reacción del pobre de espíritu.

Si me quitas la fuerza, déjame mantener la esperanza,

si me quitas hoy el éxito, ayúdame a superar el fracaso,

si yo faltara a la gente, dame el valor para disculparme,

y si alguien me faltara, dame el valor para perdonarlo.

Permíteme creer en mis hh.•.

y que sus sentimientos son puros,

que nuestros principios encierran autenticidad masónica

y que vos g:.a:.d:.u:.

nos devolverás a la senda de la fraternidad.

Gran arquitecto del universo: si me olvido de ti.

por favor tú no te olvides de mí. Así sea.

http://www.luzinterior.org/masoneria_oraciones.htm

Para quien quiera descubrir las variantes, he puesto en negrita las estrofas que pertenecen a un mismo tronco; pero aun en ellas salta a la vista cómo cada versión usa, no sólo sus propias expresiones, sino también sus propias ideas, de acuerdo a la interpretación o a las preferencias de cada autor (¿traductor?). El tono general de la tercera versión delata a su procedencia masónica, lo que la separa de las dos anteriores.

Pero acaso lo que más llama la atención de la segunda y tercera versiones es que no pone de manifiesto la presunta procedencia ghandiana. Puede ser que sus ‘autores’ ni siquiera la conocieran y se limitaran a adaptar el tenor de lo que llegó a sus manos; también podría ser que no se interesaran por averiguarla, con lo que tenían abierto el camino para ‘apropiársela’.

A propósito de la ‘procedencia ghandiana’, todavía tendríamos que preguntarnos en qué argumentos se apoya (investigación que cae fuera de mis intenciones). Acaso quien primero lo atribuyó a Ghandi (o simplemente el primero que ‘colgó’ el texto de determinado sitio virtual) lo hizo porque también se lo había encontrado con tal atribución. Es decir, seguiríamos con una cadena de afirmaciones gratuitas, pues carecen de fundamento.

Y esto me da pie a una última consideración, ajena a los textos relacionados, pero atingente al cobijo electrónico que han encontrado y en el que los he encontrado. Podemos afirmar que la ‘red’ recibe y ‘aguanta’ todo lo que alguien le deposita, sin pedir pruebas ni pasaportes. Esto no es propiamente nada nuevo, pues en el reino del papel ya podía darse y, de hecho, se daban muchas situaciones exactamente iguales; lo que resulta novedoso (peligrosamente novedoso) es que con la multiplicación exponencial de los ‘visitantes’ a la red ha crecido proporcionalmente el número de quienes sacan de ella y reproducen en ella o en otros soportes lo que encuentran y satisface, en su inmensa mayoría sin filtrar ni preguntarse por la credibilidad de la mercancía.

Lo que basta y sobra para conducirnos a un colofón decididamente melancólico: si la masa de información accesible en la ‘red’ no encuentra usuarios dotados de un imprescindible sexto sentido crítico, todos juntos caminamos directamente a una babel de conocimientos dados (injustamente) por auténticos, pero con gran probabilidad de que sean ‘averiados’. Y si por esta telaraña circula una montaña de medias verdades y carente de matices, la humanidad tendrá que volver a comenzar (¡una vez más!) a descubrir penosamente la verdad de las cosas…

Fuente: LA PATRIA
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