Jueves 17 de enero de 2013
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Estados Unidos ha sido acusado de haber financiado un estudio en Chacaltaya para prevenir el “mal de altura” de sus soldados que operan en Afganistán. Se fue más allá: dicha misión científica revelaría la intención de Washington de invadir países con tierras altas.
Como ya es usual, cada vez que hay un serio problema interno o un escándalo como el de la red de funcionarios, fiscales y jueces extorsionadores, surgen denuncias de supuestas acciones aviesas de EE.UU. que, al final, quedan en la nada. A la larga, esto sucederá con esta acusación.
En este caso, no se tomó en cuenta que la Embajada de Bolivia en Washington sabía que el Centro de Investigación de Altitud de la Universidad de Colorado, realizaría tal investigación. Ya en el pasado, científicos franceses también estudiaron el tema, lo que dio lugar a que en 1963 sea creado el Instituto Boliviano de Biología de la Altura.
Desde que en septiembre de 2008 se bajó el nivel de los titulares de las embajadas de ambos países con la declaratoria de persona no grata al embajador estadounidense en Bolivia, Philip Goldberg, han sido recurrentes los anuncios de altos funcionarios del gobierno de Evo Morales de que se tiene la mejor disposición para normalizar las relaciones diplomáticas entre los dos países, eso sí, sobre nuevas bases: respeto mutuo y cese de las supuestas imposiciones de parte del “imperio”, como Estados Unidos es llamado en el lenguaje populista. Recientemente se llegó, inclusive, a negociar un convenio en este sentido.