Bolivia logró ante la Convención de las Naciones Unidas legalizar el acullico (masticado) de la hoja de coca, retornando de ese modo a la Convención de Viena, con una decisión mayoritaria de los países miembros del acuerdo que implícitamente reconocieron el uso tradicional de la coca con lo que se aceptó la readmisión de Bolivia al tratado sobre estupefacientes.
Hay que recordar que desde 1961, la Convención de Viena mantenía la reserva de despenalizar el acullico, situación que podía tratarse en una nueva instancia que justamente se dio en la reciente reunión en la que de 183 países miembros, sólo 15 objetaron la posición, lo que no alcanzó a un tercio de votos para mantener el veto al pedido boliviano sobre reconocimiento legal del uso tradicional de la hoja de coca.
Sin lugar a dudas el tratamiento de un tema tan especial exigió de los delegados ante la Convención un análisis profundo de la situación y las condiciones en que se aprobó el pedido boliviano, que data de muchas gestiones atrás y que finalmente encontró aceptación en el organismo internacional. No sin antes formularse recomendaciones especiales.
Según algunas autoridades en el orden nacional, la readmisión a la Convención de Viena corrige un error histórico que consideraba la hoja de coca en estado natural como estupefaciente o droga, hecho que finalmente fue descartado, de ahí que se produjo el cambio en la opinión de muchos delegados.
En una alusión especial a Estados Unidos, una referencia parlamentaria, señala que “la decisión de la ONU no sólo está dirigida a organismos internacionales, sino también a las potencias del mundo”.
La determinación por supuesto que ha generado también reacciones adversas, especialmente en las grandes naciones como EE. UU., Gran Bretaña o Francia, cuyos representantes expresaron sus temores sobre un posible incremento en las plantaciones excedentarias, lo que distorsionaría un implícito compromiso a mantener límites admisibles y legales en materia de producción de la hoja y sólo para fines lícitos.
Lo concreto sobre el tema se reduce a una declaración del representante de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Unodc) en Bolivia, quien afirma que “Bolivia tiene ya las puertas abiertas para incorporarse a la Convención de la ONU (Viena) y deja de ser prohibido (el acullico) en territorio boliviano. Eso no quiere decir que se fomente el cultivo de coca más allá de lo que Bolivia necesite para su consumo tradicional, porque el país no sería sujeto de ayuda, de apoyo y de cooperación internacional”.
Sin embargo y seguramente en desconocimiento de varias limitaciones de la Convención de Viena, se habla en filas próximas a los productores de coca que “tras la despenalización del acullico se deberían incrementar los cultivos legales” de la coca de entre 20 a 30 mil hectáreas, lo que abriría paso a la industrialización y exportación del producto, sin descuidar dicen la lucha contra las drogas y la erradicación de la coca excedentaria.
Empero es necesario incidir en las limitaciones que deben ser respetadas, para no caer nuevamente en esa penalización que mantenía como prohibición el masticado tradicional de la hoja y es que para la Unodc está vedado exportar coca por tratarse de una sustancia controlada e ilegal.
Fuente: LA PATRIA
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