Se dice que la fe mueve montañas, pero sólo las que uno se atreve a mover y ese constituye el mayor desafío que todos deberíamos asumir para construir una región progresista, una ciudad que atraiga a propios y extraños por ser referente a nivel nacional e internacional.
La construcción de la colosal imagen de la Virgen del Socavón, es fruto de esa decisión y muestra de la pujanza del orureño, que cuando quiere puede y así ahora no sólo se logrará “mover la montaña sino superar la montaña” puesto que en la cima del cerro Santa Bárbara, prolongación Condori, se concluye la construcción e instalación del mayor monumento arquitectónico del país, por su dimensión y volumen, con 45 metros de alto está reavivando además la fe de los devotos de la Virgen María en la advocación de la Virgen de la Candelaria o Virgen del Socavón, como se conoce a la Patrona de los diablos y morenos y Reina del Folklore Nacional.
Esta fe puesta a toda prueba no es otra cosa que la decisión colectiva de lograr un monumento que simbolice la unidad de los orureños, porque “quien cree, todo lo puede”, más aún si cree en la existencia de Dios como fuerza presente en todo el universo, lo que permite creer en la vida eterna y en la existencia del espíritu como la luz divina que tenemos dentro de sí cada uno de nosotros. Ese es el reconocimiento de nuestra fe, es el dogma, que se constituye en el arma más poderosa para alcanzar algún día la perfección y justicia que los creyentes buscamos.
La clara muestra de fe que ahora moviliza a los orureños y todos quienes viven en la región, no es otra cosa que la luz que brilla en la oscuridad de quienes sólo creen en la materia y se olvidaron en su vida cotidiana de la espiritualidad, factor decisivo para lograr una sana convivencia pacífica, el respeto entre todos y la armonía como factor fundamental para expresar el amor y el cariño que nos da la protección de la Virgencita del Socavón que cada año como un milagro anual moviliza a cientos y miles de devotos danzantes que bailan en su honor dando lugar a la mayor muestra de folklore nacional que permite que se reconozca a nivel mundial al Carnaval de Oruro como la Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad.
El proyecto y la propuesta de construir la monumental obra, fue una interesante idea de un conocido educador orureño, quien hace casi dos décadas planteó esa posibilidad al entonces Rector del Santuario del Socavón, P. Alfonso Massignani, quien le pidió que incluya en el boceto de la imagen de la réplica de la Virgen del Socavón también al niño que lleva en sus brazos y así con el pasar del tiempo se pudo concretar gracias a la habilidad, destreza y decisión de otro joven artista plástico escultor, la monumental obra que con seguridad será la admiración de propios y extraños.
La ejecución misma del proyecto que impulsa la Alcaldía Municipal con una inversión cercana a los nueve millones de bolivianos y tiene el respaldo de todas las instituciones locales y la ciudadanía de por sí constituye una muestra de la religiosidad que tiene el pueblo laborioso de Oruro, que no sólo se resume a la festividad del Carnaval -como algunos comentaristas quieren mostrar- sino a la renovada existencia que busca que cada poblador sea cada día mejor en lo humano, lo intelectual y lo espiritual, factores preponderantes para alcanzar un justo y equitativo desarrollo con caridad, humildad y entrega que resultan ser algunas características propias de los orureños.
Este logro que resultará ser un triunfo de todos los habitantes de la Ciudad de Oruro y el mismo departamento, debería empero motivar una especial reflexión para renovar nuestra fe y poder vivir el próximo Carnaval una etapa de plena espiritualidad dejando de lado el interés económico que cada año divide a los orureños responsables de las organizaciones y entidades que deben organizar la mayor presentación folklórica de Bolivia y el Mundo.
El auspicio que induce al consumo de bebidas alcohólicas desvirtúa la esencia misma del Carnaval que resulta ser una expresión de fe y es devocional en honor y homenaje de la Virgen del Socavón. Esa fe que mueve a los folkloristas que a la vez se reclaman ser los autores de lograr el reconocimiento de la Entrada y Peregrinación del Sábado de Carnaval como la Obra Maestra Oral e Intangible de la Humanidad, buscando asimismo un afán de lucro que al parecer se da a nivel de los dirigentes cupulares, porque en definitiva son los danzarines quienes realizan su esfuerzo físico y económico para bailar en honor de la Reina del Folklore Nacional.
Ojalá la Virgen del Socavón ilumine a los dirigentes y a las propias autoridades para dejar de lado el resentimiento y las pugnas que se dan por la participación económica producto de la realización de la festividad del Carnaval, que en definitiva resulta ser una fiesta enraizada en la religiosidad y esencia misma de la cultura popular donde predomina siempre lo espiritual antes que lo material. Así todos podremos seguir el ejemplo de la Virgen María que nos dejó de enseñanza su fe como humilde esclava que concibió por obra y gracia del Espíritu Santo a Cristo que se hizo hombre y habitó entre nosotros dejándonos la más sublime enseñanza que, la oración es el encuentro con Dios en la fe.
(*) Periodista
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