Lunes 14 de enero de 2013
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Resulta irresponsable la actitud de un dirigente gremial, en este caso del transporte público que plantea al Gobierno levantar el subsidio a los carburantes, para que con precios reales de gasolina y diesel se pueda negociar tarifas técnicas y no políticas en los pasajes que deberá pagar la población por servicios severamente cuestionados en la actualidad.
Hay que comprender que esa propuesta es producto de una desesperada posición por salvar la responsabilidad de negociar realmente una tarifa del transporte público basada en una real estructura de costos que incluya un análisis del cumplimiento de las rutas asignadas, las condiciones de los vehículos, los sistemas de seguridad y comodidad y se tome en cuenta además una relación de los motorizados que han adaptado los sistemas de Gas Natural Vehicular (GNV), que ahorra sustancialmente el costo de combustible.
El dirigente transportista plantea de la manera más simple que el Gobierno elimine la subvención a los carburantes para que se pueda negociar una tarifa técnica que favorezca a su sector, olvidando que millones de bolivianos sufrirían las consecuencias de una medida que inmediatamente de ser aplicada origina una espiral inflacionaria que eleva todos los precios de los artículos de primera necesidad, los de consumo masivo, restando el valor adquisitivo de los salarios, con un efecto en “cascada” que involucraría inclusive los precios de servicios y toda suerte de efectos que se venden en pequeños, medianos y grandes comercios, es decir un proceso incontrolable que por supuesto castigaría también a los transportistas y sus familias, pues una elevación de tarifas en ningún caso permitiría enfrentar una etapa inflacionaria.
Fuente: LA PATRIA