Un acuerdo firmado el 2007 entre los mandatarios de Bolivia, Brasil y Chile dio paso a la habilitación de una carretera moderna que uniera Santos (Brasil) y Arica (Chile), pasando por territorio boliviano y considerando esa obra como la primera en materia de un verdadero corredor transoceánico para unir por vía terrestre puertos de los océanos Pacífico y Atlántico.
Ya existía en ese tiempo cierto avance de obras viales en países signatarios del acuerdo, por supuesto que se trataba de caminos precarios y de manera especial en nuestro territorio, pero las políticas sobre estrategias de vinculación externa obligaron a destinar recursos para cumplir con la habilitación de tramos asfaltados que en el caso boliviano, significan la mayor parte del corredor que se menciona entre Santos y Arica.
La longitud total de este corredor bioceánico comprende algo más de 2.700 kilómetros, de los cuales 1.560 atraviesan por el territorio boliviano. De toda la carretera que se inicia en Brasil fueron 947 kilómetros en la responsabilidad de ese país y los más de 190 kilómetros restantes corresponden a Chile.
En función de los acuerdos y la estrategia de integración, se informó en nuestro país que el último tramo en ejecución entre Santa Cruz de la Sierra y Puerto Suarez con 35 kilómetros y que demandó una inversión superior a los 37 millones de dólares están listos para ser librados oficialmente al tráfico internacional, lo que sucederá con acto especial en el que participarán quien sabe los tres presidentes firmantes del acuerdo vial tripartito.
La estrategia internacional señala que el “corredor transoceánico” que atraviesa el continente de este a oeste permitirá unir las costas atlántica y pacífica del territorio suramericano, lo que significará incrementar y favorecer el transporte terrestre de toda suerte de mercadería en las operaciones de ida y vuelta o más claramente en las de importaciones y exportaciones, con repercusiones económicas de alta valoración financiera para los impulsores.
Dirigentes de la Cámara Nacional de Comercio en el país, han señalado que el “corredor transoceánico” tendrá un impacto especial en el transporte pues acortará las distancias entre el Brasil y los grandes mercados asiáticos del Pacífico y entre Chile y el Atlántico, debiendo dejar un beneficio altamente significativo a nuestro país, que en realidad tiene la mayor longitud en uso del corredor que será librado oficialmente al uso público.
Mencionamos este hecho para recordar que en el caso de Oruro se pierden grandes oportunidades de incorporar el distrito a los planes integradores del sistema carretero interoceánico, con muchas ventajas inclusive de orden geopolítico que los vecinos conocen, y seguramente esperan que sean puestos a disposición del comercio exterior.
Si bien hay corrientes que alientan desesperadamente la vigencia del corredor este – oeste, que será inaugurado en breve, desde Oruro debemos mantener la posición envidiable geográficamente ofreciendo los servicios adicionales del Puerto Seco y la complementación de la ruta bioceánica hacia Pisiga y el Puerto de Iquique también en Chile.
De lo que se trata en el momento es insistir ante nuestras autoridades la inmediata disposición de medidas concretas conminando a los responsables de dos instancias, por una parte la conclusión de obras en el último tramo del corredor bioceánico del occidente y por otra la implementación del Puerto Seco, única manera de no quedarnos otra vez a la zaga del desarrollo.
Fuente: LA PATRIA
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