Miercoles 09 de enero de 2013
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Al inicio de cada año, la humanidad abriga nuevas esperanzas de que todo lo malo se supere y que los valores de cada persona sirvan para mejorarlo en el año que se inicia.
Los países pobres y subdesarrollados, que vivimos al calor y acontecimientos de lo que ocurre en el mundo rico y desarrollado, abrigamos siempre la esperanza de que podremos superar los altos índices de pobreza en que nuestros países se debaten y que, por años, tratan de superar, aunque sin tomar conciencia de la urgencia de prescindir de la dependencia y valernos por nosotros mismos.
Mucho se dijo en nuestro país en la gestión pasada con relación a mejorar la situación del pueblo; sin embargo, muy poco se hizo en pos de conseguirlo porque se sobrepusieron los complejos, odios y revanchismos que en siete años no se pueden vencer tan sólo porque la soberbia se apodera de los espíritus de quienes tienen poder político, económico y social.
El Gobierno, ya siete años en el manejo de la nación, ha propuesto que tratará de vencer viejos antagonismos; la población, consciente de realidades, espera que las promesas se cumplan porque de ello depende el mismo éxito que busquen las autoridades para su gestión. Hay hechos que es preciso superar, por ejemplo, la urgencia de dictar sistemas y medios para garantizar las inversiones y la producción, modificar y dictar leyes en materia de hidrocarburos, minería y tener en cuenta que sólo el trabajo honesto permitirá derrotar a lo que nos ata al subdesarrollo.