Para una mejor salud el salto con la cuerda es una buena opción

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Los fisiólogos saben que los saltos relajan sucesivamente los músculos de las pantorrillas, lo cual impulsa más rápidamente la sangre hacia el corazón y aumenta la cantidad de oxigeno que va a los tejidos, lo que a su vez eleva el tono muscular y activa la circulación periférica.

Sí queremos mantenernos saludables, debemos usar las piernas. Para el Dr. Paul Dudley, una de las más eminentes autoridades mundiales en patología cardiaca, son estos miembros el “segundo corazón”.

Otro facultativo opina: “Tengo dos médicos; la pierna derecha y la izquierda”. Como ejercicio, los más distinguidos galenos y los higienistas aconsejan unánimemente andar, caminar a zancadas, trotar y hasta correr a campo traviesa.

Todas estas actividades son eficaces, pero muchos las consideran tediosas o piensan que roban demasiado tiempo.

“Para conseguir la óptima condición física en el lapso más breve, nada supera a la sencilla comba o cuerda para saltar”, afirma el Dr. Kaare Rodhl, el célebre director del Instituto de Fisiología del Trabajo de Oslo (Noruega).

Saltar a la cuerda es casi el ejercicio general perfecto. Conviene a personas de todas las edades y condiciones físicas. Puede ser una manera excelente para dar formas armoniosas a piernas, músculos y caderas.

El rítmico de la cuerda obliga, más que el trote, a ejercitar la musculatura torácica. Los saltos fortalecen a los pies y los tobillos (para los esquiadores), las muñecas (para los jugadores de golf), dan más equilibrio y agilidad y mejora la coordinación. Además salta acrecienta el vigor.

Nadie sabe dónde apareció el deporte de saltar a la cuerda. Personas de todas las edades disfrutaron de él hace siglos en el extremo oriente y en Europa. Los visitantes de Filipinas ven que los niños aborígenes saltan alegremente sirviéndose de cuerdas de bambú.

Pero en nuestras sociedades, hasta hace poco, solo de las escuelas y los boxeadores practicaban asiduamente este ejercicio. Los niños lo hacen por diversión; los boxeadores porque saben que así aumentaran su resistencia.

ESTUDIO

Un estudio que llevó a cabo la Universidad de Illinois en 1957 fue quizá el primero en demostrar los considerables y tangibles beneficios de esta actividad. Los participantes eran muchachos en edad escolar, de nueve a 11 años, cuyo único ejercicio consistía en saltar vigorosamente a la cuerda.

Así desarrollaron corazones más fuertes y aumentaron su resistencia. Se les ensanchó el pecho; la grasa se les redujo y la fuerza muscular y la postura general mejoraron. Al ganar en agilidad, pudieron saltar unos 10 centímetros más de altura que antes de iniciar el programa.

¿Pero qué conseguirían con este ejercicio los adultos?. Nadie lo sabía a ciencia cierta, hasta que el Dr. Rodhal, entonces director de investigaciones en el Hospital Lankenau de Filadelfia, se propuso averiguar en 1961, en busca de metido para mitigar la fatiga de que el personal daba muestras a media tarde, comenzó una clase de salto con cuerda para trabajadoras, secretarias y ayudantes de laboratorio cuyas edades fluctuaban entre los 19 y los 24 años.

Las jóvenes saltaron a la cuerda cinco días a la semana, durante cinco minutos en la hora del almuerzo. Al cabo de un mes su capacidad de trabajo aumentó en promedio de 25 por ciento.

En otro estudio universitario, un grupo de hombres de 19 a 43 años se sometió a un programa semejante, saltando a la cuerda diez minutos diarios durante dos meses. La mejoría media en eficacia cardiovascular (la capacidad individual de tomar y utilizar el óxigeno en el trabajo muscular) llegó al 23 por ciento; y en algunos, alcanzó el 31. Los corazones latieron más despacio, pudieron soportar carga de mayor peso y muchos empezaron a dar apretones más fuertes de manos.

En la Universidad de Estado de Arizona el investigador Jack Baker seleccionó 92 estudiantes de complexión débil e hizo que la mitad de ellos trotaran 30 minutos diarios, mientras que para la otra mitad preparó un programa de 10 minutos al día de salto con cuerda, los dos grupos demostraron una mejoría casi igual en eficacia cardiovascular.

La conclusión de Baker, publicada en Reserch Quarterly, revista norteamericana que constituye la biblia de los maestros de educación física, fue que, para el propósito mencionado, salta 10 minutos a la cuerda equivale a trotar 30 por un camino.

¿En qué estriba la magia del salto con cuerda?. Los humanos tienen una tendencia natural a saltar, especialmente cuando están expuestos a alguna tensión. Observamos a los jugadores que anotan un tanto crucial; saltar como canguros.

Los fisiólogos saben que los saltos, incluso los pequeños, contraen y relajan sucesivamente los músculos de las pantorrillas y los músculos, lo cual impulsa más rápidamente la sangre hacia el corazón y aumenta la cantidad de óxigeno que va a los tejidos, lo que a su vez eleva el tono muscular y activa la circulación periférica.

Podemos iniciarnos en este deporte a edad temprana y seguir practicándolo toda la vida, ya sea como un sistema completo de entrenamiento o como complemento de otros ejercicios.

RECOMENDACIONES

Lo que debe hacer y lo que debe evitarse: Cuando salte mantenga el cuerpo relajado. Mire al frente. Salte sólo lo necesario (más o menos dos o tres centímetros) para que la cuerda pase debajo de los pies. Calce zapatos de gimnasia u otros parecidos sin tacones. Caiga sobre los dedos y la parte delantera de las plantas de los pies. No mueva mucho los brazos. Las manos deben describir un círculo de unos 20 a 25 centímetros de diámetro. Salte sobre una alfombra gruesa o en el césped; nunca sobre una superficie dura.

Fuente: LA PATRIA