Comenzó el nuevo año tras la marcada frustración de los orureños que durante el 2012 sólo observaron pugnas partidistas allí donde se necesitaban decisiones responsables y serias para encarar el proyecto de desarrollo departamental.
No ocurrió de ese modo y se perdió un tiempo precioso en la búsqueda de conciliaciones entre las mayorías partidarias asentadas en curules de la administración departamental, llámense estas asambleas o concejos, donde predominaron caprichos y prepotencia de algunos políticos coyunturalmente en goce de cierto poder, mal utilizado y sin beneficio para la colectividad.
Los resultados son obvios, los proyectos principales de Oruro siguen postergados, en tanto se han cumplido tareas de maquillaje urbanístico en la ciudad y comunidades, mientras lo más importante sigue siendo parte de un pliego petitorio que ya se anima a desempolvar el Comité Cívico de Oruro para activarlo en ocasión del próximo 10 de Febrero.
Una evaluación de la entidad cívica local, además de dirigentes de sectores importantes como el organismo laboral y en su caso la opinión de los empresarios orureños, coinciden en el hecho de que los proyectos que asegurarán el desarrollo sostenible del departamento siguen flotando en la nebulosa de la incertidumbre, la apatía y el nomeimportismo que ya se ha hecho tradicional en nuestra comunidad.
Ha transcurrido todo un año y el Puerto Seco, considerado el mayor proyecto local, no avanzó nada al contrario se estancó en un ovillo leguleyesco que pudo ser superado con capacidad y autoridad para pasar a su implementación.
El avance en la construcción de tramos carreteros de los que debe ser el Corredor Bioceánico tras la entrega de su último tramo hacia la frontera con Chile en Pisiga, tiene serios retrasos en tramos intermedios y nadie hace nada para poner orden en esa obra con desfase de muchos años en su cronograma, pues concluida la misma será parte del estratégico trabajo que tendrá el Puerto Seco en su vinculación entre puertos del Atlántico y el Pacífico.
El Parque Industrial y la vigencia de leyes reglamentadas de incentivo a las inversiones tiene que ser otra de las alternativas que se canalice para su cumplimiento en Oruro, es tarea de parlamentarios y autoridades coordinar tareas conjuntas para concretar objetivos mayores en lo que corresponde a la atención que merece Oruro desde el poder central.
Los otros problemas tienen que ver con apoyo abierto y efectivo a rubros tan importantes como la minería que necesita de planes especiales en Oruro, la agricultura incentivando la producción de quinua tan requerida en el exterior, pero también la ganadería camélida que por la calidad y condiciones del producto ha cobrado importancia en mercados de exportación, qué decir del turismo que necesita planes especiales para convertirse en otra fuente que diversifique la economía regional.
Indudablemente que también hay situaciones adversas, como el problema irresuelto de los límites territoriales, así como crear condiciones propicias de progreso en el sector rural. En la ciudad falta encarar y completar planes de ordenamiento urbano, construcción del mercado central y de manera prioritaria encarar la dotación de servicios de alcantarillado, agua y luz para barrios periféricos de la ciudad. Esas son prioridades que la entidad cívica y todas nuestras autoridades deberían coordinar para efectuar un solo pliego de peticiones muy concreto y de exigencia perentoria en su cumplimiento.
Fuente: LA PATRIA
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