Los Tres Reyes Magos

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Antecedentes: Un sinnúmero de figuras pintadas o talladas como íconos representativos de la religión católica están expuestos también en igual número de iglesias y capillas a lo largo y ancho del continente europeo, entre las mismas resaltan las de los “Tres Reyes Magos”. Retablos que precisamente en estas fechas son adornados y venerados por miles de feligreses que recuerdan el advenimiento de la Navidad, aparejada precisamente con el nacimiento del “Niño Jesús”, y la llegada de los Tres Reyes Magos. Es así como corolario a lo que precede la Natividad en sí, es el “tiempo santo”, o advenimiento que celebra la iglesia con cuatro domingos antes y posterior a ello la celebración cada 6 de enero con la adoración de los Reyes Magos al Niño Jesús.

Según la fe católica estos reyes magos se distinguieron como representantes de la cultura y costumbres de aquellos tiempos, circunscrita en especial por las buenas acciones religiosas que han repercutido a través del tiempo hasta la actualidad.

La historia sigue contando cómo un ángel se apareció a los magos y les advirtió del peligro que corría Jesús si ellos obedecían el deseo de Herodes; así pues, no volvieron por el mismo sitio. Parece ser que, sólo por el hecho de que el relato evangélico indicara que trajeron tres dones (oro, incienso y mirra), se dio por sentado que eran tres los personajes que los traían. Aunque también en algún momento las distintas tradiciones han señalado que eran cuatro, siete y hasta doce.

La primera vez que surge el nombre con que hoy conocemos a los Reyes Magos es en la iglesia de San Apolinar Nuovo, en Rávena (Italia). El friso de la imagen está decorado con mosaicos de mediados del siglo VI, que representan la procesión de las Vírgenes. Esta procesión está conducida por tres personajes vestidos a la moda persa, tocados con un gorro frigio y su actitud es la de ir a ofrecer lo que llevan en las manos a la Virgen que está sentada en un trono y tiene al Niño en su rodilla izquierda. Encima de sus cabezas se pueden leer tres nombres, de derecha a izquierda: Gaspar, Melchor, Balthassar...

Con respecto a los nombres de los reyes (Melchor, Gaspar y Balthassar), las primeras referencias parecen remontarse al siglo V, a través de dos textos, el primero titulado Excerpta latina bárbari, en el que son llamados Melichior, Gathaspa y Bithisarea y en otro evangelio, el Evangelio armenio de la infancia, donde se les llama Balthazar, Melkon y Gaspard. Los nombres son además diferentes según la tradición siriaca.

La figura católica de los Reyes Magos tiene su origen en los relatos del nacimiento de Jesús; algunos fueron integrados de los evangelios canónicos que hoy conforman el Nuevo Testamento de la Biblia. Concretamente el Evangelio de Mateo es la única fuente bíblica que menciona a unos magos (aunque no especifica los nombres, el número, ni el título de reyes), quienes, tras seguir una supuesta estrella, buscan al «rey de los judíos que ha nacido» en Jerusalén, guiándoles dicha estrella hasta Jesús nacido en Belén y a quien brindan ofrendas de oro, incienso y mirra.

Poco a poco la tradición ha ido añadiendo otros detalles a modo de simbología: se les ha hecho representantes de las tres razas conocidas en la antigüedad, representantes de las tres edades del hombre y representantes también de los tres continentes.

Nuestras costumbres: la llegada de los “Tres Reyes Magos”, se consagra con la homilía que se celebra el mismo día (6 de enero) y en horas acostumbradas en las iglesias y capillas de nuestra ciudad, donde la feligresía en desbordante devoción lleva en andas al “Niño Jesús”, para su respectiva bendición; acompañan en esta especie de romería los “Tres Reyes Magos” y la Virgen María. Toda simbología católica dispuesta para dicha celebración.

Fuente: LA PATRIA