Oruro debe progresar para no tener “más de lo mismo”
31 dic 2012
Por: Jorge Lazzo Valera
Los grandes desafíos para crecer y avanzar como región no se vislumbran en Oruro por indecisión de autoridades, la ausencia de liderazgo y la falta de interlocutores válidos que sepan negociar y plantear su desarrollo que no pasa sólo por simples discursos o quejas, sino por acciones concretas que causen efecto para ejecutar los planes y proyectos que el departamento requiere.
La gestión que concluye nos deja nuevamente frustraciones y un sabor amargo, porque hemos tenido “más de lo mismo”, lo que equivale a decir que la Gobernación sólo hizo proyectos de continuidad por la fabulosa deuda que dejó la exadministración prefectural y que arrastra por segundo año consecutivo; mientras que el Ejecutivo Municipal estaba confrontado con el Concejo Municipal, lo que bien valió a los concejales un jalón de orejas del Presidente Evo Morales, quien durante su última visita les pidió aprobar y apoyar el accionar de la alcaldesa Rossío Pimentel.
Al precario accionar de las principales autoridades se suma la ausencia de liderazgo en las entidades departamentales, porque hasta ahora no se conoce una propuesta definida de lo que se piensa proyectar o se quiere ejecutar el año 2013, tomando en cuenta incluso a los movimientos sociales. Todos mantienen un mutismo absoluto que con seguridad concluirá para hacer conocer algunas arengas el 10 de Febrero en oportunidad de la efeméride departamental y luego todo quedará sepultado con la presentación del Carnaval de Oruro que se celebrará coincidentemente la segunda semana de febrero.
Mientras más se “analicen las propuestas”, más tiempo perdido se tendrá, puesto que los planes y proyectos futuros ya deberían estar aprobados el último trimestre del 2012, para saber cuántos millones de bolivianos podremos invertir y no sólo conocer en diciembre que la ejecución presupuestaria del Municipio supera el 50% mientras que la Gobernación ejecutó proyectos de continuidad, o sea más de lo mismo.
No se dice nada de la exploración y prospección minera que debería ser el principal ingrediente de un presupuesto regional, puesto que la minería seguirá sosteniendo la economía regional con el pago de regalías y otros impuestos, a lo que se suma una incipiente industria, un comercio suturado por la desleal competencia del contrabando que sitúa a la mayoría de los orureños con bajas expectativas laborales, porque no hay empleo y la inversión privada prácticamente ha desaparecido por la ausencia de seguridad jurídica.
En esas condiciones resulta menos que imposible avanzar como región, tomando en cuenta que no hay ningún incentivo para la minería chica, como principal fuente generadora de empleos; no se alienta a la inversión privada y tampoco se tiene hasta ahora definida un área de reserva industrial, porque a las autoridades les interesa maquillar la ciudad y quedar bien con el gobierno de turno, antes que pensar en la instalación de nuevas industrias, el emplazamiento de servicios y la generación de empleos, llegando al extremo que nuestra capital tiene menor importancia que algunas ciudades intermedias, si se toma en cuenta los índices de crecimiento y desarrollo.
En definitiva en Oruro no hay planificación y todo se hace al azar, para satisfacer la mayoría de las veces caprichos, antes que ver la lógica del desarrollo que debería fijar un rumbo para tener por ejemplo el nuevo límite intensivo y extensivo del área urbana del Municipio local, que a la vez permita establecer el nuevo uso de suelos, puesto que todavía existen intentos de crear un nuevo municipio en Vinto, lo que con seguridad podría dejar muy pobre y reducido a nuestro Municipio de Oruro.
El caótico tráfico vehicular, la pérdida de la cultura urbana, los trabajos mal ejecutados en proyectos “exitosos” que nos dejan secuelas de frustración no debería repetirse en la gestión 2013, porque todos los ciudadanos estamos cansados de tener más de lo mismo, seguir escuchando la verborrea de las autoridades que anuncian planes y proyectos que no se cumplen y además, pretender contentar a la población con parches y remiendos que no condicen con la lógica principista de desarrollo y tampoco se justifica por el elevado gasto que se realiza para demostrar la ejecución presupuestaria.
Este año que acaba y nadie realizó el proyecto del tan publicitado Mercado Central, ni la Gobernación ni el Municipio de Oruro; no se definió como se aplicará el nuevo modelo de ordenamiento territorial ni se estableció las áreas de servicio para hacer de Oruro una ciudad con futuro. Se sigue esperando que la Gobernación cubra la deuda de la exprefectura y en el Municipio reina la discordia antes que el consenso que debería primar para trabajar a favor de los ciudadanos y no por la confrontación política.
Ojalá esa realidad cambie en la nueva gestión que se inicia en horas más y las autoridades reaccionen de forma positiva para servir al pueblo como mencionan en fogosos discursos y no seguir haciendo más de lo mismo. La ciudadanía espera mucho de sus autoridades mientras que el progreso y desarrollo no se detiene y avanza a pasos agigantados, quedando relegada nuestra región al no tener Oruro un modelo de desarrollo.
(*) Periodista
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