La política es ciencia y es arte y es para servir al hombre y al pueblo con efectividad, no servirse del pueblo para sus fines personales, que eso es politiquería, y debe inspirarse en la dignidad inviolable de la persona humana, con especial preferencia por los pobres, los marginados y los niños, debe tener en cuenta la dimensión social que emana del ser humano y del pueblo, creando condiciones de pueblo unido, para asumir el sentido de la justicia que es inseparable de la libertad.
Se debe favorecer la creatividad de las personas y de los grupos sin suplantarlos a fin de que la sociedad civil se desarrolle con toda amplitud en la línea del pueblo organizado socialmente y con una clara opción en favor de los más pobres, que ahora son la gran mayoría de la población; a la fecha hay una hiperpolitización de la sociedad expresando “Hemos conocido en Bolivia una forma particular de esta absolutización de la política, la que cree que todo es político, y por lo tanto, debe pasar por el partido; así el partido, de medio, se vuelve en fin. Por este camino se llega a menospreciar y a desconocer el valor propio de la vida privada, del trabajo productivo, de la creación artística del juego de la oración y de la fe, se destruye la finalidad propia de las diversas esferas de la vida.
El político que cae en esta hiperpolitización, se aliena, genera una manera de vivir que termina matando al mismo espíritu. Esta forma de idolatría de la política sigue latente, favorecida por la falta de discusión serena de estos años, pronto a manifestarse de nuevo con su carga de sectarismo y dogmatismo. Teniendo en cuenta el grave enfrentamiento de la gran mayoría del pueblo por reconquistar la libertad, los bolivianos planteamos la necesidad de una democracia auténtica y adecuada, ya que es necesaria en primer lugar la reconstrucción de nuestra democracia política.
Para lograrla, debemos, aprender a distinguir lo que es su sustancia - las condiciones para que efectivamente el pueblo entero pueda proponerse y llevar a cabo su destino común; dignidad, libertad y participación -de lo que son nuestras formas accidentales de realización.
Un apego excesivo a las formas que se ha practicado en años anteriores, puede impedirnos adecuar efectivamente la democracia a las actuales condiciones. Los bolivianos en forma individual clamamos en contra del irrespeto a la ley, la falta de independencia entre los poderes del Estado, la corrupción del Poder Judicial, el sectarismo galopante que estimula el poder Ejecutivo.
Todo esto he venido diciendo con el propósito de que se enmiende el comportamiento de los funcionarios públicos y de que esta manera pudiésemos aprovechar mejor la estabilidad democrática.
(*) Presidente del centro Cívico Bolivia Regional Oruro
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