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Domingo 23 de diciembre de 2012

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Cultural El Duende

La concepción de René Zavaleta sobre la sociedad abigarrada

23 dic 2012

Fuente: LA PATRIA

El proceso de formación de toda sociedad está presidido indudablemente por el surgimiento de ideas políticas peculiares. Bolivia no está exenta de esta aseveración. Tenemos al pensador René Zavaleta que nos proporciona material amplio para el análisis. Pero no se ha ensayado aún un examen exhaustivo y desapasionado sobre la historia de las ideas en Bolivia.

René Zavaleta Mercado nació en Oruro en 1937 y murió en México en 1984 a la edad de 47 años de intensa vida, sobre todo en tres campos: la política, la docencia y el pensamiento. Es considerado uno de los exponentes más lúcidos de la historia de las ideas en Bolivia. El escritor Fernando Molina asevera: “Dos poderosas corrientes antiliberales atraviesan y moldean la historia de Bolivia: el nacionalismo y el marxismo. En ambas no hay nadie más destacado e influyente que René Zavaleta. Hasta hoy la izquierda boliviana se divide según el hincapié que hace en los aspectos nacionalistas o, al contrario, marxistas de su ideología. Y ambas facciones se inspiran en Zavaleta, sólo que tomando, cada una, un momento diferente de su producción intelectual, citándolo de distintas maneras”(1).

En su etapa marxista Zavaleta experimentó las concepciones muy expandidas en las sociedades latinoamericanas de ese tiempo, como lo fue la Teoría de la Dependencia. Entre sus máximos exponentes se hallaban los brasileños Fernando Henrique Cardoso y Teothonio dos Santos y el argentino Raúl Prebisch, entre otros. Esta teoría consideraba de forma implícita pero firme que la historia es un proceso linear ascendente, que la naturaleza es la base y cantera sin derechos propios para los fines humanos y que la actividad social bien dirigida denota una inclinación inocultable al dinamismo, al crecimiento y al éxito. Entre sus principales premisas advertía como algo negativo la “heterogeneidad estructural”; postuló nivelar los estilos de vida, brindar a todos los “beneficios” de la cultura urbana, de equiparar los ingresos, la educación y las pautas de comportamiento y superar las diferentes tradiciones liberal-burguesas desarrolladas a lo largo de complejos procesos históricos.

Bajo estas condiciones políticas e ideológicas René Zavaleta fue muy fiel a su época y a su contexto. En su estudio titulado Lo nacional popular en Bolivia en el capítulo referido a la querella del excedente menciona: “Se puede sin duda considerar como algo inmediatamente falso el que se piense en una sociedad capitalista como algo más complejo, de hecho, que una sociedad precapitalista. Es cierto que el capitalismo multiplica el tiempo social, pero no lo es menos que torna homogénea (estandarizada) a la sociedad. Al fin y al cabo, las clases nacionales, la propia nación, las grandes unidades sociales relativamente uniformes son propias del capitalismo y, en este sentido, cualquier sociedad atrasada es más abigarrada y compleja que una sociedad capitalista”(2).

Hoy en día hay una fuerte revalorización de este pensador. Muchos intelectuales se preocupan por hacer estudios acerca del legado prolífico de Zavaleta. Lo cual es algo saludable para la historia de las ideas en Bolivia. Pero como acertadamente señaló Fernando Molina: “Muchos ensayos interpretativos se escribieron desde dentro de la misma esfera intelectual en la que se movía el propio Zavaleta, en acuerdo con la mayor parte de sus principios políticos y su metodología de interpretación histórica”(3).

René Zavaleta Mercado es sin duda uno de los pensadores más representativos del siglo XX en Bolivia, pero creer que este autor es un profeta que hay que seguir ciegamente es algo equivocado. Muchos intelectuales utilizan frases zavaletianas para tratar de explicar la Bolivia de principios del siglo XXI, forzando el sentido de la teoría zavaletiana, que, por supuesto, estaba y está anclada en un contexto histórico que ya no es el nuestro. Basándome en el postulado que entrevió el modernizador Zavaleta sobre la sociedad abigarrada como factor de atraso y ser algo sumamente negativo en su época la heterogeneidad no es compatible con la visión actual del gobierno de turno y la creencia de algunos sectores de la población.

El sociólogo Bautista Saavedra a principios del siglo XX entrevió: “Las sociedades a medida que se desenvuelven se complejizan más y más, y esta complejidad creciente y progresiva trae consigo una constante diferencia estructural”(4).Y prueba de esta creciente complejidad y heterogeneidad es el actual Estado plurinacional, donde la Constitución Política del Estado reconoce 36 naciones, reconoce lenguas, culturas, religiones, cosmovisiones y justicias diferentes, etc. Los postulados de René Zavaleta Mercado son puestos en entredicho por la nueva retórica del poder donde lo político se vuelve idéntico al ejercicio del poder. El jurista Carl Schmitt entrevió: “Lo político se entiende como una decisión fáctica que tiene como objetivo establecer una identidad positiva en torno a la cual se unifique el pueblo”. Esta identificación del poder se llama ahora Estado plurinacional. Esto debería de llamar la atención a los cientistas sociales. La actual y vanagloriada defensa de la pluralidad y diversidad tiene una función instrumental de toma del poder. Hay que reconocer que la pluralidad, la diversidad como aspecto positivo no son éxito, ni privilegio, ni invento del régimen actual, sino que se ha dado en muy diferentes contextos que han visto en ella algo positivo y claramente asevera Bautista Saavedra: “La naturaleza (social) es una hermosa armonía de las desigualdades”(5).Tal es el caso del contexto conservador de la Antigüedad clásica y la Edad Media; el contexto liberal, como la Europa del siglo XIX, y el ejemplo más claro es el Imperio Austro-húngaro; el contexto Asiático actual, el ejemplo más interesante es la India. Los tres ejemplos clásicos mencionados siempre fueron criticados severamente por los marxistas de todas las líneas.

Como escribió Jorge Luis Borges: “A mí se me hace cuento que empezó Buenos Aires: La juzgo tan eterna como el agua y el viento”. Lo originario, lo autóctono, lo plurinacional, la justicia comunitaria, los preceptos éticos de cultura aimara, etc., no son reivindicaciones de larga data, sino son postulados ideológicos de escasos años y prueba de esto, es el legado de uno de nuestros hombres más preclaros de nuestra historia de las ideas: René Zavaleta Mercado.

(1) Fernando Molina, René Zavaleta, 1. La etapa nacionalista,

La Paz: Editorial Gente común, 2011, p. 11.

(2) René Zavaleta Mercado, Lo nacional popular en Bolivia, 1ra. edición, México: Siglo XXI editores, 1986; 2da. edición,

La Paz: Plural editores, 2008, p. 50.

(3) Ibid., p. 13.

(4) Bautista Saavedra, La democracia en nuestra historia,

Gonzales y Medina-Libreros Editores, La Paz, 1921, p. 357.

(5) Ibíd., p. 358.

Freddy Zárate. La Paz. Escritor y abogado.

Fuente: LA PATRIA
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