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Domingo 23 de diciembre de 2012

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Cultural El Duende

Desde mi rincón

¿Sólo esquizofrenia?

23 dic 2012

Fuente: LA PATRIA

TAMBOR VARGAS

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A medida que nos hemos ido alejando de los hechos, se ha ido dogmatizando el rechazo de cuanto vaya ligado al nazismo. Y cuando se trata de cosas humanas y terrenas, ‘dogmatizar’ siempre puede conllevar el peligro de convertir lo demonizado ajeno y lejano en excusa para banalizar las vergüenzas propias y de nuestro propio tiempo. Para mayor desgracia, el tema ‘nazismo’ parece haber quedado transformado en batalla privada del judaísmo y sus tentáculos; y con ello muchos hasta creen poder desentenderse del asunto. Lástima.

Que desde hace largo tiempo algo viene andando mal en nuestra época y su conjunto de temas, lo podemos ver en la gigantesca operación nebulizadora que la ‘cultura marxista’ logró imponer después de 1945: con la excusa de rasgarse las vestiduras habidas y por haber contra las salvajadas de los nazis, consiguió que los ingenuos y compañeros de camino perdieran de vista las salvajadas del imperio soviético; peor todavía: no cesaron de cantarle sus loas.

Valgo lo anterior para saber de dónde viene el tema que debería merecer nuestra atención presente:

* * *

Periodismo, novelística, cinematografía, ciencias jurídicas, históricas y políticas, todos han anatematizado las mil y una formas de barbarie nazis con sus víctimas: campos de concentración y exterminio, leyes raciales, férrea dictadura, exilios, asesinatos políticos, experimentación genética, etc.

Y debemos poner en altorrelieve que en esta nebulosa también estaba, por supuesto, la contracepción; el aborto; la manipulación y la experimentación genética. Era la quintaesencia del desprecio a una dignidad humana... que ahora se ha convertido en banal cotidianidad.

Pero el hombre, no sólo puede olvidar lo que no le place, sino que puede ‘compatibilizar’ lo incompatibilizable, dando una larga vuelta conceptual y, mediante fuertes dosis de intoxicación ideológica, ha encontrado la forma de legitimar lo mismo con otros nombres y envuelto en otras teorías que entretanto han aparecido y han venido acaparando el debate público. No sólo salvaguardar, sino darle la dignidad de un ‘derecho’ individual; por tanto, individualmente exigible: así, a la carta. Y sin posibilidad de negación o de oposición por parte de otras partes.

El envoltorio con que la ONU practica esta pirueta lleva el nombre de ‘derechos sexuales y reproductivos’. Cuando te tomas la molestia de ver lo que encubre tan pesada etiqueta, en primer lugar te topas con el aborto; y con cuanto le antecede: por ejemplo la educación sexual, entendida cabalmente como la preparación para el ejercicio más o menos futuro de aquellos presuntos ‘derechos’.

Naturalmente, quien dice aborto (que la eufemística de la ONU conoce como ‘interrupción de embarazos no deseados’), dice también ‘contracepción’ o ‘uso de productos anti-conceptivos’, aun desde edades anteriores a la mayoría y responsabilidad civil de la niña (y en algún país, como España, señalando explícitamente que la farmacia se los debe proporcionar ¡aun sin el conocimiento ni consentimiento paternos!).

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Estamos, ya lo sabemos, en la época de los ‘derechos’. Y es dogma de fe que cuantos más sean, mejor nos irá. Como si de ellos dependiera nuestra felicidad. Y como es dogma de fe, no importa nada que la realidad perceptible desmienta una serie de sus premisas. La mente dogmática interpreta el desmentido como la necesidad de seguirlos aumentando, casi de forma compulsiva.

¿Que el sida aumenta? ¿Que la familia está a punto de evaporarse, víctima de tantas asfixias y presiones? ¿Que la violencia se apodera de la sociedad (los medios a veces recurren a la etiqueta de ‘machista’ y creen tenerlo explicado)? ¿Que los ‘valores’ se volatilizan? ¿Que la demografía cae en picado y las sociedades ‘ricas’ no cesan de envejecer hasta hacerse inviables? ¿Que ni el condón, ni los anticonceptivos ni el aborto han puesto remedio a los males que dizque se pretendía superar con ellos?

No importa: es propio del dogma su impermeabilidad a la realidad; además, por su propia naturaleza, un dogma debe mantenerse vigente. Parecería que reconocer su ‘mentira’ o su debilidad dialéctica equivaldría a renunciar a la única razón de vivir de algunas élites (las burocracias internacional, nacional u oenegista). Hablando francamente, de lo que no hay duda es que el abandono de tales dogmas equivaldría a perder su ‘fuente de vida’, pues no debemos olvidar que todas estas ‘causas’ vienen disponiendo de sumas multimillonarias para sus presupuestos, procedentes tanto de la ONU y de los estados como de donantes privados (entre ellos, por ejemplo, está Bill Gates, el del negocio informático).

* * *

Volvamos a las ‘purezas’ anti-nazis. ¿Cómo puede compatibilizarse la furia contra las barbaridades de otrora con la aceptación obligatoria (por doble vía, dogmática y administrativa) de las barbaridades de nuestros días? ¿Qué dosis de esquizofrenia hacen falta para no caer en la cuenta de la contradicción que implican? Y quien dice esquizofrenia también puede decir ceguera. Es aquello de la doble medida: puritanismo en unos temas, permisivismo en otros. Lo difícil es aplicar la misma medida a los dos fenómenos: el de los años 30-40 del siglo XX y el de nuestros mismos días.

Los psiquiatras (y otras hierbas) se refieren a los complicados mecanismos de que echa mano el hombre para tranquilizar su conciencia: demuestra o proclama intransigencia en determinado tema o fenómeno, pero se muestra tolerante y generoso en otro. Más exactamente: no ‘pero’, sino ‘para’. Qué quiero decir: me declaro intransigente adversario de ‘a’, PARA poderme declarar militante partidario de ‘b’. Si esto no es una forma de esquizofrenia…

Hoy día resulta relativamente fácil plantar cara al nazismo. No lo es tanto plantar cara a los mil y uno ataques cometidos contra la vida de la especie humana, tanto en sus primerísimas fases fetales (aborto) como en sus últimas fases terminales (eutanasia). Esta doble situación ya se nos presenta cuando se trata de juzgar y tomar posición ante quienes, en nuestros días, practican mentiras, métodos y objetivos comparables con los practicados hace décadas por los seguidores de Hitler; en nuestros lares suelen hacerlo sin tanto zafarrancho visual (levantan las banderas de la ‘liberación’ popular, de la lucha contra el ‘imperialismo’, dicen querer implantar la ‘justicia’, revertir el ‘colonialismo’, aunque no falta quien repite el eco de la lucha contra la ‘discriminación’ y a favor de la ‘igualdad’ sexual…). Y abundan quienes, sinceros partidarios de la ‘democracia’, tropiezan con tantos procedimientos incompatibles con aquélla.

Pero, en el meollo de la situación, los cruzados de los ‘derechos’, de la ‘equidad’ de sexos, de la protección de la ‘enfermedad’ del embarazo incómodo, etc., los partidarios de la ‘democracia’ (pero no de la intrínseca dignidad del hombre que le debería dar fundamento), se olvidan de sus anteriores soflamas y marcan el paso en estas causas del siglo XXI, echando mano de la retahíla de sofismas que haga falta. Unos, más o menos obnubilados por términos tan brillantes como engañosos, se ponen al servicio de aquellas ‘causas’; otros, logran ingresar discretamente en su envidiable telaraña de salarios, no sea que quedara a la vista su cola de paja. Tan discretamente, que harán falta muy profesionales pesquisas para sacarla a la luz.

Pero que, además, tengamos que creernos sus argumentos… o tomar en serio su armamento neo-inquisitorial (‘homofobia’, ‘odio’, ‘intolerancia’, ‘discriminación’, etc.)… En verdad, en tiempos de auge nacionalsocialista las penas de muerte que imponía la demagogia alegaban otros fundamentos (‘indignos de la raza aria’, ‘tibieza o traición ante la voluntad del pueblo alemán’, etc.); pero la demagogia de los unos se parece a la de los otros como un huevo a otro huevo.

¿Llegará el feliz día en el que se reconocerá esta clonación velada? ¿Y en el que, además, se sacarán las consecuencias de dicho reconocimiento? Rorate coeli desuper / et nubes pluant Justum!

Fuente: LA PATRIA
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