El estacionamiento temporal de vehículos en las calles céntricas de las ciudades de nuestro país, en general, es un problema que complica especialmente a los conductores de vehículos particulares que se trasladan hacia los sectores comerciales o de actividad pública para cumplir algunos menesteres propios de sus tareas u obligaciones cotidianas, resulta que en todo el sector central se ha prohibido el “parqueo” de motorizados, por tanto se complica la situación de quienes tienen necesidad de visitar oficinas públicas, la banca, comercio u otras de servicios profesionales o de salud, donde se demora pocos minutos para cumplir gestiones urgentes, tiempo que no es permitida la parada de movilidades.
Es cierto que el parqueo de motorizados sobre las aceras y en la zona central ocasionan serios problemas, tanto a transeúntes como a otras movilidades en circulación, el caso del transporte público que hace más lenta su circulación y pone en riesgo la seguridad de sus pasajeros, pero es cierto también que en una muestra de equidad con parte del transporte se necesita igualmente favorecer a la otra parte, en este caso del sector particular, que con todo derecho exige sitios de parqueo temporal, como existen en otras ciudades y que permiten el eventual estacionamiento por minutos, pagando además un derecho del “parquímetro” que seguramente beneficiaría económicamente a la Alcaldía que dispone de los sitios públicos.
No es posible que en una ciudad organizada sólo se apliquen prohibiciones y no se habiliten espacios apropiados para salvar las urgencias de un sector de la población que necesita llegar al centro de la ciudad en su movilidad y tener algunas opciones para estacionarla por tiempo limitado. Deben habilitarse parqueos públicos o debe autorizarse la construcción de parqueos privados, posibilitando un nuevo tipo de negocio en la parte central de la ciudad.
De momento es caótica la situación de la ciudad, complicada por la indebida ocupación de las aceras por el comercio informal, obligando a transeúntes a competir en las calzadas con toda clase de motorizados, mientras centenas de movilidades dan vueltas y vueltas por manzanos próximos al sector de la administración pública, buscando un sitio donde puedan estacionarse para que el conductor solucione sus eventuales compromisos.
El parqueo debe ser prohibido en las calles angostas, ni duda cabe, pero las autoridades deberían preocuparse de habilitar espacios apropiados para esa urgente necesidad de dejar una movilidad por tiempo limitado, sin que policías de Tránsito o funcionarios municipales les apliquen una boleta de multa o les coloquen el “inmovilizador” cuyo retiro cuesta dinero, a propósito sin que se conozca su destino, que dicho sea de paso debería servir para comprar “parquímetros” que funcionan con monederos y que prioritariamente deberían ser instalados en las cuatro cuadras que rodean la Plaza Principal donde el parqueo es permanente y gratuito para empleados de la gobernación, del municipio y de algunas entidades bancarias.
Hay aspectos de ordenamiento urbanístico, como este del parqueo temporal de movilidades que merece atención especial, urgente y técnicamente adecuada a las condiciones actuales de un incremento desmedido del parque automotor, de la concentración del transporte público en el centro y de la necesidad de contar con espacios habilitados para estacionamiento, como sucede en otras ciudades más ordenadas donde es posible favorecer a todos los sectores que son parte de la dinámica actividad citadina.
Fuente: LA PATRIA
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