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Domingo 09 de diciembre de 2012

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Cultural El Duende

EL MÚSICO QUE LLEVAMOS DENTRO

El Bolero de Caballería en el contexto de la vida política urbana de Bolivia

09 dic 2012

Fuente: LA PATRIA

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Se llama Bolero de Caballería a un género de la música criollo-mestiza de Bolivia asociado a los Cuerpos de Caballería o Escuadrones de Caballería del Ejército, que marchaban -y en algunas ocasiones todavía lo hacen- acompañados al son de este género musical. Aunque su denominación nos remite al baile español Bolero, el que tenemos en Bolivia es distinto no sólo al de la península sino a otros difundidos en América Latina. El Bolero de Caballería tampoco es una marcha militar.

Algunas referencias históricas

Después de apaciguada la guerra civil (1898), en los escuadrones era costumbre ejecutar Boleros de Caballería. Por ejemplo, a fines del siglo XIX e inicios del XX, la partida así como el arribo a la ciudad de La Paz de los batallones de Infantería y Caballería, constituían espectáculos emocionantes; no era raro ver a los jovencitos enrolarse voluntariamente en los escuadrones, entusiasmados con la música de los Boleros y los sones de los clarines (trompetas).

Consideramos que la definición sonora que actualmente conocemos de los Boleros de Caballería resultó de una transición de la forma musical yaraví durante el siglo XIX; pudo haber emergido durante las luchas por la independencia que se iniciaron en 1809.

Nicolás Fernández Naranjo, afirma que los ejércitos libertarios, llegaban con sus respectivas bandas militares: los ejércitos argentinos de Castelli y Belgrano peleando junto a los chilenos al frente de San Martín y yendo al Perú, y los de Bolívar y Sucre desde Venezuela y Colombia, viniendo a Bolivia. .

Una vez consolidada la independencia de Bolivia, los cuerpos del ejército boliviano nunca dejaron de poseer su banda militar. Un ejemplo es el director de la banda del Batallón Segundo (Batallón Colorados), Coronel Mauricio Mancilla (La Paz, 1846-1879) en cuya producción, además de marchas, oberturas y variaciones, figuran boleros, bailes y cuecas.

El Bolero de Caballería se define como símbolo asociado a eventos fatídicos que sucedieron durante las últimas décadas del siglo XIX, (guerras contra Brasil y Chile, además de enfrentamientos internos por la obtención del poder). Aguirre Achá, al referirse a la Guerra del Acre, narra: El Ministro de la Guerra púsose a la cabeza, con abnegado patriotismo, y el 14 de julio de 1900, salía de La Paz, en medio de la consternación del pueblo todo, que escuchaba en las afueras de la ciudad el triste bolero de despedida de la banda del Batallón como un último adiós.

Durante el siglo XX, los Boleros de Caballería fueron ampliamente difundidos hasta mediados de los años 50, mediante las tradicionales retretas. Las Retretas (vocablo que proviene de retirada) eran un evento público muy concurrido donde confluían las elites y clases populares cuando aún no había radio en la mayoría de los domicilios. Esta tradición venía desde la Colonia. Adolfo Otero, en su capítulo de antologías de las principales costumbres coloniales, dice de las Retretas: El pueblo se reunía en la plaza de Armas para escuchar paseando las charangas militares. Completaban el cuadro de las retretas las melcocheras y las ankukeras...

Ahora bien, ¿por qué el Bolero tiene carga histórica tan profundamente enraizada en la memoria de la gente? ¿Por qué siempre que lo escuchamos incide en nuestra sensibilidad?

Una posible respuesta puede sustentarse en la presencia de una población dominantemente indígena y la inestabilidad política que marcan la historia de Bolivia. El sector indígena tuvo fuerte influencia en la música que en su devenir dio origen a la música criollo-mestiza. En esta perspectiva, el Bolero parece un género más emparentado con el Yaraví (Triste) porque tiene esa cadencia lenta y arrastrada, intimista y pesarosa que conmueve a estos grupos sociales.

¿Fue el Bolero un nombre adjudicado con posterioridad a lo que en realidad eran los yaravíes y tristes?

Miguel Mercado Moreira cita el siguiente testimonio ocurrido en noviembre de 1857: ... Es fama que entonces la banda de músicos del Batallón Segundo constaba de cien operarios diestros, dirigidos por el hábil compositor Mansilla… allí, cuando el Coronel Cortéz cayó en la calle, bañado en sangre por un tiro de pistola que le asestó Balza, la banda comenzó a tocar de improviso un triste, que después se llamó “Una lágrima de Cortéz”.

Los boleros de caballería no sólo despedían o daban a bienvenida a los soldados y voluntarios enrolados para las guerras, sino también para rendir homenaje a las víctimas de las crisis de gobierno, las marchas populares, a las víctimas de desastres naturales, los llamamientos a asambleas mineras y las convocatorias de la Central Obrera Boliviana en pos de sus conquistas sociales. Finalmente, en todos estos contextos los Boleros de Caballería se constituyen en el telón musical que con el paso del tiempo articulan un discurso identitario, con similares connotaciones en los distintos sectores sociales. Como concluyen varios analistas de la realidad nacional, el Bolero de Caballería y el fútbol, son lo único democrático que hay en Bolivia”.

Jenny Cárdenas Villanueva. Cantante, socióloga, musicóloga boliviana.

El texto fue tomado de “La música en Bolivia”.

Fundación Simón I. Patiño, 2001.

Fuente: LA PATRIA
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