Jueves 29 de noviembre de 2012
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El 21 de noviembre, con la mediación de Egipto, y la acción diplomática de Estados Unidos y del Secretario General de la ONU, Israel y Hamás han concertado el cese de fuego, luego de más de una semana de lluvia de misiles lanzados contra territorio de Israel y de bombardeos de la fuerza aérea israelí, como represalia, contra los palestinos de Gaza.
La mediación del gobierno egipcio de los Hermanos Musulmanes es relevante, pues su influencia, luego de la caída de Hosni Mubarak, había menguado, mientras fue creciendo el predicamento de los ayatolas iraníes. Ahora, El Cairo, da muestras de que se ha propuesto recobrar su posición de país árabe líder en el Medio Oriente. Por supuesto que, para Egipto, es muy importante conservar el trato preferente de Estados Unidos que le dona más de mil millones de dólares anuales. Esto, por supuesto, le obliga también a no alejarse demasiado de Israel.
De cualquier manera, el cese de hostilidades es alentador. Pero no significa que necesariamente se haya alcanzado la paz. Persiste el peligro de que este último enfrentamiento haya sido sólo la antesala de un enfrentamiento mayor. Hay una probada injerencia del gobierno de Irán. El Jefe de la Guardia Republicana, general Mohamad Alì Jafari, ha reconocido que Irán transfirió a los combatientes en la Franja de Gaza tecnología para producir misiles de largo alcance”, refiriéndose a los cohetes Fajr-5, caídos cerca de Tel Aviv y Jerusalén. (AP. 21.11.2012). Producir misiles sin los necesarios frenos, siempre hará peligrar la paz, y que siga el círculo perverso de la violencia, a menos que la comunidad internacional comprenda que hay enemigos –completamente desembozados– de la paz en esa región.