Martes 27 de noviembre de 2012

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Uno de los principales problemas que afronta el Medio Oriente y también la humanidad, es el conflicto entre hebreos y palestinos. Mientras los primeros se creen los predestinados a retomar su antigua patria desde donde hace dos milenios habrían sido exilados, los segundos ven a los sionistas como colonizadores invasores.
Sin embargo, los estudios del DNA muestran que ambos pueblos tienen muchas raíces comunes, y que los judíos (incluyendo muchos de ascendencia europea) tienen más parentesco sanguíneo con los palestinos que con los europeos no judíos.
Los 15 millones de judíos que hay en el mundo descienden de una serie de hebreos que emigraron por razones comerciales o por escapar de diversos yugos al resto del mundo, pero la gran mayoría de los habitantes hebraicos se quedaron en esas tierras. Un 2 % de los actuales habitantes en Israel/Palestina son cristianos, muchos de los cuales proceden de los primeros judíos y habitantes de la Palestina romana que abrazaron el culto a Jesús como mesías.
Una gran parte de los palestinos, que son musulmanes, fueron originariamente israelitas judíos o samaritanos y cristianos que luego abrazaron el Islam. Un caso interesante es ver qué pasó con los samaritanos, quienes en la época de la Biblia fundaron el reino de Israel amalgamando a más territorios que los de Judea. Los samaritanos son los descendientes de las tribus de Efraín y Manasés quienes mantienen hasta hoy la reverencia a Moisés y a los primeros 5 libros del antiguo testamento, pero se diferencian de los judíos en que conciben que el templo sagrado debe estar en el Monte Gerizim (donde supuestamente Abraham quiso sacrificar a Isaac) y no en Jerusalén.