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Domingo 25 de noviembre de 2012

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Cultural El Duende

EL MÚSICO QUE LLEVAMOS DENTRO

25 nov 2012

Fuente: LA PATRIA

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GUATEMALA

La antigua civilización maya-queché, que floreció en esta tierra, tenía bastante afinidad con la de los antiguos mexicanos. En las excavaciones realizadas en las ruinas de las viejas ciudades se hallaron representaciones de músicos e instrumentos, también citados en el Popol-Vuh, libro sagrado quiché. Los indígenas todavía conservan sus instrumentos tradicionales como el tun o tunkkul de los mayas, parecido al teponaztli azteca; el tzijolaj, flauta vertical de tres o cuatro agujeros; el gojom, tambor; el xul, flauta de piedra o barro cocido; el ayotl, hecho con una caparazón de tortuga; los chinchines, cascabeles, etc. El instrumento nacional es la marimba, elemento pintoresco y nativo que consiste en una serie de teclas y varas de madera sonora, con calabazas de diferentes tamaños, suspendidas debajo para producir resonancia.

Los primeros músicos europeos llegados a Guatemala fueron los hermanos Florencio y Diego López, hacia 1540. El maestro madrileño Antonio Pérez ocupó el cargo de organista en la catedral en 1548, a quien sucedió en 1560 el organista y organero Gaspar Martínez.

En el siglo XVIII se destaca la actuación del compositor José Tomás Guzmán además de Esteban de León Garrido y Miguel Pontaza.

Durante el siglo XIX surgen notables músicos guatemaltecos como Vicente Sáenz (1756-1841), su hijo Benedicto Sáenz (1780-1831), su nieto Benedicto Sáenz (1815-1857) y su bisnieto Pablo Sáenz (1830-1863), todos ellos compositores de música sacra, himnos patrióticos y piezas de salón. También destacan José Escolástico Andrino (1817-1862) y su hermano Máximo Andrino (1805-1873).

El maestro italiano Juan Aberle, alumno de Mercadante en Nápoles, llegó al país en 1871 desarrollando intensa actividad como mentor de varias generaciones de músicos, por lo que el gobierno le concedió una medalla de oro. Durante este siglo prevaleció el gusto por la música italiana a través de las representaciones líricas que se efectuaban en distintas salas de la capital, el viejo Teatro Fedriani, edificado hacia 1830, el Teatro de Oriente, el Teatro Nuevo (1844-46), el Teatro Carrera, inaugurado en 1859, denominado más tarde Teatro Nacional, y finalmente Teatro Colón.

En 1875 llegó el maestro alemán Emilio Dressner como director de la Banda Marcial de Guatemala, divulgando la música de los compositores germanos. Y fue durante el gobierno del presidente Barrios que se fundó el Conservatorio Nacional de Música. A principios del siglo XX se destaca la actuación de Germán Alcántara (1863-1910) y Luis Felipe Arias (1876-1908), educado en Europa y primer guatemalteco que escribió música inspirada en el folclore. Otros notables son: Jesús Casti1lo (1877-1946), intérprete destacado del nacionalismo musical; Ricardo Castillo (1891); José Castañeda (1898); Franz Ippisch (1883); Salvador Ley (1907); Alberto Mendoza (1889); José Molina Pinillo (1889); Raúl Paniagua (1898); Felipe Siliézar (1903) y Julián Paniagua Martínez (1856-1945).

HAITÍ

Durante el siglo XVIII, de todas las Antillas, ninguna colonia ganó tanta importancia como la de Haití; a sus puertos llegaban mil quinientos barcos por año trayendo productos europeos y llevándose azúcar, cacao, algodón, café y otros artículos de la isla. Port-au-Prince tenía hermosos edificios y Le Cap, con una población de más de 25.000 habitantes, por ello era conocido más como el París de las Antillas.

En el Bulletin Officiel de Saint-Dominge, de 1798, encontramos detalles de la actividad musical en Le Cap. Ese año se fundó un Lycée des Arts, con un espectáculo en la Salle de Spectacle: concierto vocal e instrumental en el que se ejecutaron obras de Haydn, Mozart y Jarnovick. El teatro La Salle está ubicado en la Rue du Pantheon Nº 145, esquina de la Rue du Commerce y en el mismo se realizan funciones de ópera, conciertos, etc. Durante los festejos de la proclamación de la República, la banda de la guarnición tocó aires patrióticos, entre ellos, Le Chant Republicain (1797).

Años más tarde, cuando Christope se coronó rey, mandó construir doce palacios, entre ellos el de Sans Souci, tan imponente como el mejor castillo francés. En la Corte se realizaban frecuentes conciertos y funciones musicales. El Conservatorio Nacional fue fundado en 1875 por el violinista cubano Brindis de Salas. Entre los compositores de Haití se destacan: Occide Jeanty (1860-1936), que en 1886 fue nombrado director musical de la República; Justin Elie (1883-1931); Ludovic Lamothe (1882); Louis Astrée y Julien Courtois.

Las formas musicales del folclore de Haití son enteramente africanas en su estructura rítmica, aunque denotan la influencia europea en su línea melódica. La danza nacional es el Meringue, similar al Merengue dominicano. El vodú, conjunto de ritos y creencias africanas, está arraigado en la vida de los negros de Haití, e incluyen varias danzas rituales, entre ellas la Baboule, Bambouche, Juba y Salongo.

Fuente: LA PATRIA
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