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Warning: session_start(): Cannot start session when headers already sent in /home/lapatri2/public_html/impresa/index.php on line 8 El caótico e incontrolable tráfico vehicular - Periódico La Patria (Oruro - Bolivia)
La difícil circulación de automotores en el centro de la ciudad y las zonas de mayor afluencia de nuestra capital muestra que no hay planificación para organizar el caótico tráfico vehicular y peor aún para ejecutar obras viales, por lo que siempre se genera un perjuicio, que con justa razón motiva protestas y reclamos de la ciudadanía.
El tráfico de automotores resulta ser entonces confuso, enredado, incoherente, lioso, enmarañado, anárquico, desorganizado y desordenado, así de perjudicial para que entiendan las autoridades llamadas por ley, quienes deben prever que eso no ocurra, haciendo cumplir las reglas de tránsito y circulación de motorizados, colocando adecuada señalización y educando a los conductores para que respeten esas normas.
La restricción de estacionamiento en la plaza principal y calles adyacentes no es la solución para evitar el embotellamiento vehicular, al contrario provoca más confusión porque los propietarios de automotores tienen que dar varias vueltas hasta encontrar con suerte un espacio donde dejar su motorizados -puesto que hay más de diez conductores con la misma necesidad- mientras algunos funcionarios de la Gobernación, del Municipio y la Caja Nacional de Salud, gozan de parqueo gratis y de libre disponibilidad.
Es hora que el Municipio instale parquímetros en la Plaza “10 de Febrero” para que todos los ciudadanos por igual puedan dejar sus motorizados y si existe alguien que necesita tener parqueado su automóvil, vagoneta o taxi durante todo el día, pague por utilizar el espacio que debe beneficiar a todos y no ser privilegio exclusivo de pocos funcionarios de la administración pública.
El control del tráfico vehicular tampoco se puede reducir al recorrido que realizan los efectivos del Organismo Operativo de Tránsito para colocar boletas de infracción “por parquear en lugar prohibido”, cuando ninguna autoridad da a conocer dónde están habilitadas las zonas de parqueo para que los propietarios de automotores puedan dejar sus motorizados, evitarse el mal momento y el pago de la sanción.
Tampoco se puede permitir a los choferes de minibuses que se apoderen de las calzadas, causando embotellamientos y perjudicando a otros conductores, circulando por el centro de la calle para recoger o dejar pasajeros sin dar paso a otros motorizados, conductores que deben esperar “con paciencia” la buena voluntad de los encargados de guiar los vehículos de transporte público para seguir circulando.
A todo esto se suma el parqueo indebido que realizan en ambas aceras de una misma calle los choferes de vehículos oficiales y algunos funcionarios de oficinas estatales, como ocurre en zonas donde funcionan oficinas dependientes de la Gobernación, la Universidad y la propia Policía de Tránsito llegando al extremo de existir hasta tres filas de motorizados parados al frente de la puerta del Organismo Operativo cuando acuden los conductores en masa a pagar infracciones o son conducidos por los efectivos policiales.
Una vez que están finalizando las labores educativas, las autoridades del Municipio y Tránsito deberían aprovechar para ordenar el tráfico automotor y aplicar drásticas sanciones a los infractores, que por lo general resultan ser conductores de vehículos de servicio público, así también normar el uso de las calles para los conjuntos folklóricos que ocupan las arterias, perjudican el tráfico automotor y hasta hacen gala de su malacrianza para bloquear avenidas y calles del centro de la capital.
Esos abusos de los folkloristas no deberían permitir las autoridades, puesto que los dirigentes de los conjuntos recaudan importantes sumas de dinero por el cobro de las cuotas de inscripción y de Carnaval, fondos que muy bien puedan alcanzar para alquilar una cancha o espacio donde realizar sus ensayos, puesto que llegan al extremo, que muchas veces son más los músicos que los danzarines, pero igual bloquean toda la calle, impidiendo el tráfico vehicular.
Asimismo el Municipio debía planificar adecuadamente el mantenimiento de vías y no cerrar todas las rutas troncales de acceso y postergar indefinidamente la ejecución de los proyectos de mejoramiento vial como el asfaltado de las vías, que a la larga constituye un enorme perjuicio para los vecinos de populosas barriadas que deben sortear enormes dificultades para llegar a su fuente laboral y al retornar a sus domicilios.
En concreto la Alcaldía Municipal debería impulsar también la construcción de parqueos municipales, en predios del antiguo Palacio de Justicia, en la calle La Plata y Ayacucho y proceder a expropiar otros terrenos, como el lote abandonado de la Caja Nacional de Salud de la calle Junín entre Soria Galvarro y La Plata, donde funcionaba un importante policonsultorio, edificio demolido sin razón justificada y que ahora no cumple ninguna función social luego de ser temporalmente garaje. Así hay otros predios que podrán servir para construir más parqueos.
La ciudadanía apoyará esa gestión que podría garantizar un crecimiento sostenido y planificado de nuestra ciudad para recuperar la cultura urbana que se perdió cuando Oruro se quedó seis años sin semáforos y luego nunca se aplicó un plan de ordenamiento, tráfico y vialidad para normar el uso de vías por parte de conductores y peatones, lo que influye negativamente en la población. Ojalá eso cambie y al menos podamos tener un tráfico automotor ordenado.
*Periodista
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