Sábado 17 de noviembre de 2012

ver hoy

























Señor, tú me sondeas y me conoces cuando me siento o me levanto, de lejos ya percibes mis pensamientos, distingues mi camino y mi descanso, todas mis sendas te son familiares; no ha llegado la palabra a mi lengua y ya, Señor, te la sabes toda. Me estrechas detrás y delante, me cubres con tu palma. Tanto saber me sobrepasa, es sublime y no lo abarco ¿Adónde iré lejos de tu espíritu, adónde escaparé de tu mirada? Si escalo el cielo, allí estás tú; si yazco en el abismo, allí te encuentro; si vuelo hasta el margen de la aurora, si emigro hasta el confín del mar, allí me alcanzas... Ni la tiniebla es oscura para ti. ¿Qué incomparables son tus designios, qué densos sus capítulos!” (Salmos de David).
Fuente: LA PATRIA