Lunes 12 de noviembre de 2012
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Un alma que tras el fallecimiento queda atada a la Tierra es un alma que ha desaprovechado la escuela de la vida a causa de sus ataduras, por ejemplo al centrarse sólo en personas, posesiones y riquezas. Así después de la muerte, estará únicamente pendiente de la materia, de la vida terrenal y de sus intereses en la Tierra. Sus inclinaciones se dirigirán hacia las personas y cosas a las que se había atado y que fueron su felicidad en la Tierra.
Puede pasar mucho tiempo hasta que el alma llegue a comprender que sus semejantes, con los que ha vivido antaño, ya no le prestan atención. Entonces surge el pánico pues se da cuenta de su incapacidad. Empujada por sus pasiones, se acerca a una persona que corresponde a su estructura, deseos y añoranzas y si llega a ejercer influencia y posesión sobre ella, consigue de alguna forma sentir lo que fueron sus ansias y anhelos siendo hombre. De ahí resulta la posesión de un hombre que alimenta deseos y vicios similares.