Como ya lo dijimos repetidas veces volvemos sobre el tema relacionado con nuestra Tipical City, quizá la ciudad de mayores celebraciones ya que motivos y condiciones no faltan en un calendario movido todo el año por el entusiasmo de pasantes y devotos, de alegres prestes y gastadores padrinos de modo que los festejos se cumplen de cualquier modo, lo grave del caso es que se añade de manera infaltable el alcohol, contenido en variedad de las bebidas espirituosas que degustan los protagonistas de las fiestas.
De nada sirve aplicar – teóricamente – una ley seca de 24 horas, por ejemplo antes y durante el desarrollo de las demostraciones folklóricas estudiantiles, caso de VISO o la Entrada Universitaria y más adelante los convites y directamente el Carnaval, añadiendo cada mes una o más celebraciones tradicionales, religiosas o simplemente de variados aniversarios que sirven para que afloren coloridas comparsas que ganan las calles para bailar y para beber en ellas, completando el cuadro con vergonzoso uso del espacio público para necesidades ineludibles.
El último fin de semana nuestra ciudad fue escenario de la “fiesta de los mercados” que como siempre movilizó a miles de comerciantes que por especialidades se lucieron en las calles, con disfraces y al ritmo de morenadas, pero también con alto consumo de alcohol en la vía pública, horas después se desarrolló el Primer Convite que, como cada año, también tuvo su dosis de aliciente en bebidas prohibidas y el resultado en conjunto, una ciudad mojada y desagradablemente olorosa.
Lo grave del asunto es que en los dos casos y en otros se vulneró “olímpicamente” la Ley 259 de Control al Expendio y Consumo de Bebidas Alcohólicas, una norma en plena vigencia que sin embargo no sirve para evitar el desmedido consumo de alcohol en la vía pública, donde además se alteró la circulación de motorizados, el tránsito de personas y se puso en riesgo la seguridad de las personas, aparentemente todo con visto bueno de “alguna” autoridad que sin embargo no tiene la suficiente autoridad para hacer cumplir disposiciones en vigencia, incluyendo otras regulaciones municipales que tampoco son tomadas en cuenta.
Las infracciones cometidas por comerciantes que celebraron el Día de los Mercados son varias y en esa suma de irresponsabilidades las molestias ocasionadas a la población también son muchas y no pueden pasar desapercibidas, como si nada hubiera sucedido, cuando el zafarrancho de una celebración desmedida debe sancionarse en función de las disposiciones contenidas en una Ley y en Ordenanzas del Municipio.
Lo que se conoce es que el Municipio no tiene competencia para autorizar el consumo de bebidas alcohólicas en vía pública, precisamente por imperio de la Ley 259 promulgada en julio del presente año, lo que hace suponer que no hay otra instancia que permita la venta y el consumo libre de bebidas alcohólicas, lo que significa que se transgredió la disposición y cuando sucede un hecho flagrante como el observado las sanciones deben ser aplicadas.
Algo está pasando en la ciudad de los festejos continuos, el deliberado desafío a la Ley y su tácito desconocimiento debe motivar una reacción oportuna de las autoridades que cuidan el bienestar y la seguridad ciudadana, pues dejar que de manera solapada se transgredan las leyes, significaría una lamentable pérdida de autoridad y una abierta complicidad con infractores que cometen delitos en la vía pública.
Fuente: La Patria
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