Era de esperar la reacción diplomática de Chile frente a la decisión boliviana de utilizar en su territorio las aguas de sus manantiales y en proyectos de desarrollo para miles de habitantes de una zona que por muchos años ha sido sólo espectadora del desvío de su riqueza natural hacia territorio vecino, sin percibir ningún beneficio en absoluto.
En pasados días altas autoridades del Gobierno chileno expresaron su preocupación por los anuncios surgidos en Bolivia para dar uso práctico en tres proyectos a las aguas del Silala, lo que obligó a los vecinos a solicitar información sobre tales decisiones, situación que sin embargo no tendrá respuesta ya que de manera oficial el Mandatario boliviano decidió no rendir ningún informe a Chile sobre los proyectos que se ejecutarán y que tienen la aprobación oficial en materia financiera y técnica.
Uno de los aspectos sobresalientes es que las movilizaciones de dirigentes institucionales de la ciudad de Potosí hasta la región donde se ubican las vertientes del Silala han verificado que esa riqueza natural está en pleno territorio boliviano, no se trata de un río de curso internacional y la forma en que las aguas discurren hacia territorio chileno es producto de un accidente geográfico cuyo origen debe ser estudiado, pues el desvío ha permitido a Chile utilizar el agua potable de Bolivia sin reconocer un solo centavo por más de un siglo, situación que ha generado una “deuda histórica” que debe ser pagada.
Legisladores chilenos unos más próximos a la realidad, reconociendo inclusive la millonaria deuda y los derechos bolivianos, proponen “retomar” el tratamiento de la agenda de 13 puntos aprobada en la gestión de la presidente Michelle Bachelet que consigna varios aspectos entre esos el tema del Silala, pero también el enclaustramiento marítimo que en la actualidad se convertiría en la condición de volver a tratar el “preacuerdo elaborado el 2009” y que establece la voluntad de Chile de pagar un 50 % por el uso de las aguas del Silala en tanto un estudio imparcial defina la situación real del nacimiento de la fuente acuífera.
Durante la gestión del Presidente Piñera las relaciones diplomáticas de Chile con nuestro país se han mantenido bajo el signo de “frialdad oficial”, pues no se avanzó en lograr acercamientos prácticos y más de un par de encuentros entre los mandatarios sirvieron tan sólo para protocolares saludos sin ningún efecto en la solución del sensible problema de la mediterraneidad boliviana, pero tampoco en el caso de la deuda chilena por el uso de las aguas del Silala.
Al tomarse decisiones especiales y que corresponden al orden interno de nuestro país y de manera especial articulando un proyecto de desarrollo en la apartada región del territorio nacional, justamente para utilizar las aguas de los manantiales del Silala que permitirá beneficios para centenares de familias que nunca antes se beneficiaron del privilegio de usar su mayor riqueza natural como es el agua potable, que sirvió sólo a los vecinos ahora estos muestran su preocupación por un elemento que en el mejor sentido diplomático puede abrir la consideración de preacuerdos y de una agenda pendientes.
Las cosas de momento están en los límites razonables de entendimiento mutuo aunque para algunos legisladores nacionales el control que ha dispuesto Chile en la zona fronteriza con nuestro país no deja de ser una actitud preocupante y amenazadora, así se hable de lucha contra el narcotráfico y contrabando.
Fuente: La Patria
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