Domingo 04 de noviembre de 2012

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Editorial y opiniones
¿Es o no es verdad?
Querella al vacío
04 nov 2012
Por: José Gramunt de Moragas, S.J.
¿Qué diría Ud., amable lector ante un padre de familia que castigara a su hijo con unos palmetazos en salva sea la parte porque había obtenido buenas calificaciones en el colegio? Cualquiera diría que ese señor es un mal pedagogo, injusto y talvez chiflado. Pues esto es precisamente lo que está ocurriendo en la pelea inútil entre el Gobierno y la Agencia de Noticias Fides, conflicto al que han sumado los periódicos Página Siete y El Diario.
El juicio penal que el Gobierno entabló contra ANF fue por haber tergiversado unas palabras del Sr. Presidente. La Agencia se defiende una y otra vez probando que no hubo tal. Que las expresiones presidenciales fueron transcritas con toda fidelidad.
Y para ilustrar el árido pleito que hoy tratamos en esta columna vaya una cita del insigne penalista Francesco Carnelutti. “El Derecho Penal es el derecho del dolor: doble dolor, del antes y del después, del pecado y del castigo”. Si esto es cierto, y lo es cuando existe realmente el pecado y se le aplica el castigo -el dolor lo reduplica quien denuncia o quien denuncia en falso. Tanto más grave cuánta más alta es la autoridad infractora que denuncia en falso. A pesar de ello, y no habiendo materia justiciable, se la inventan. Nos acusan de haber descontextualizado las palabras del presidente. Nos acusan de discriminación y de racismo. Aún más: nos señalan de haber incentivado el odio racial entre bolivianos. Y si ésta es una inicua falsedad, ¿qué tribunal podrá juzgar el caso en el que no hay delincuente? Solo el supremo tribunal de Dios juzgará a los perjuros y absolverá a los inocentes. Pero aquí en la tierra, no hay razón para que nos empapelen a fuerza de juicios sin base jurídica alguna. Pues si no hay delito, tampoco puede haber querella. En consecuencia, ésta es nuestra razón para que rechacemos presentarnos ante tribunal alguno que juzgue sobre la nada. “Rien de rien”, cantaba hace unos cuantos años Édith Piaf.