Sábado 03 de noviembre de 2012

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Para empezar hay que comprender el horizonte de diferenciar la vida en plenitud y vivir mejor, porque estas formas de vida tienen dos caminos distintos.
El vivir bien es una vida en plenitud, convivencia armónica y en equilibrio del ser humano con la Madre Tierra, esto implica un respeto a los recursos existentes en nuestro entorno. Además es una búsqueda de sentirse bien, con uno mismo y con el otro, tanto en lo material, como en lo emocional, intelectual y espiritual; es la expresión cultural y la forma de entender la satisfacción compartida en comunidad, sin asimetrías de poder, para una vida plenamente comunitaria.
Mientras tanto el buen vivir es un modelo individualista, de progreso ilimitado que nos lleva a una competición con los otros para crear más y más condiciones para el buen vivir.
Además, el buen vivir nos conlleva a una sociedad desigual, depredadora de los recursos naturales, consumista y ser humano lo convierte en un “antropocéntrico”
El vivir bien es concientizar el uso adecuado del acceso de la naturaleza y no engullir la naturaleza de manera individualista, más bien tiene que concebirse en comunidad, caso contrario esto trascendería a la desnaturalización del ser humano, con una visión de un recurso natural solo para explotar o para enriquecer a un solo.